CIUDAD RODRIGO | La Feria desarrolla las cuartas Jornadas de Formación Fernando Urdiales en las horas previas al arranque de las funciones
Este año, la Feria quiso detenerse en las estrategias de programación desarrolladas en varios puntos de España que están teniendo un notable éxito. Para ello se contó con los propios responsables de la programación de esos lugares, que tuvieron varios puntos de encuentro en sus discursos.
Uno de ellos fue la pasión, considerada como clave para poder llevar a cabo su trabajo. En palabras de Juan Herrero, de la Casa de las Artes de Laguna de Duero (Valladolid), "lo fundamental es la pasión; quién quiera hacer algo, buscará la manera, y quién no, la disculpa".
Mientras, Miguel Ángel Varela, del Teatro Bergadium de Ponferrada (León), expresó a los presentes que "sino amáis esto, cambiad de oficio, porque esto es un 'infierno'", apuntando también en tono jocoso que "trabajamos en un medio que tiene más riesgo que compartir ascensor con el alcalde de Valladolid".
Su Teatro, al igual que los lugares de procedencia del resto de ponentes, están trabajando para atraer más público, y sobre todo, para fidelizarlo.
A mi pueblo no le gusta el teatro
Las cuartas Jornadas de Formación se abrieron con la visión de Víctor García Ángel, actual responsable del Área de Teatro de la Unidad de Artes Escénicas y Música de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, que depende de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía.
Víctor García Ángel ha escrito, tomando como referencia una frase que le suelen decir los responsables de teatros municipales de Andalucía, un libro titulado A mi pueblo no le gusta el teatro. Con la edición de Artez y la Diputación de Huelva, en este trabajo expone cuáles son para él las claves para dejar atrás la frase que da título a su libro y que las programaciones puedan salir adelante en un momento muy complicado.
Según expuso Víctor García Ángel, en el período 1985-2005 se construyeron o rehabilitaron numerosos teatros municipales en Andalucía (ahora mismo hay 161, sin contar los de las capitales de provincia). Ese proceso se hizo sin una planificación previa, dándose cuenta los Ayuntamientos de lo que acarrea tener un teatro solamente cuando ha acabado la construcción.
Como explicó el ponente, los teatros son un 'rara avis', ya que necesitan inversión constante para su funcionamiento, y además se genera una relación peculiar con el público, ya que a la vez son ciudadanos y clientes, debiéndose "programar como servicio público con visión comercial".
Mientras "fuimos ricos" los teatros fueron teniendo actividad, aunque "sin demasiadas estrategias". Cuando "dejamos de ser ricos", y la inversión de los Ayuntamientos decreció o incluso desapareció ?"hubo teatros que directamente cerraron"-, se produjo una "banalización" de la actividad respecto a lo que debe ser un teatro público. Eso sí, Víctor García Ángel defendió que los teatros sean "edificios abiertos", apuntando, por ejemplo, que "el teatro es un lugar ideal para celebrar bodas, pero requiere de una comercialización".Todo ello hace más necesario que nunca "replantear la gestión", porque la crisis "no exime a los Ayuntamientos de velar por la función de los teatros y su gestión".
Desde su punto de vista, los teatros de titularidad pública se crearon con unos objetivos sociales, entre los que no debe estar la rentabilidad, aunque sí deben buscar la "sostenibilidad". Para conseguir este objetivo no es tan decisivo que la gestión del teatro sea directamente pública o cedida a una empresa privada, sino que el éxito depende "de la habilidad a la hora de programar, o de la experiencia del gestor".
Una de las claves de la gestión de un teatro municipal para Víctor García Ángel es que haya "autonomía", es decir, que puedan operar sin que todas las decisiones "tengan que pasar por el Pleno". Posteriormente, el ponente habló sobre los perfiles que deben tener el gestor (el que decide la programación) y el gerente (el que debe conseguir que la programación atraiga público).
A la hora de la gestión, Víctor García Ángel considera que hay que potenciar las tareas de marketing y comunicación: "no basta con programar espectáculos que consideremos buenos y esperar que la gente acuda en masa". En todo caso, resaltó que lo que debe primar es crear público y no vender por vender, es decir, "que quién vaya salga satisfecho de lo que ha visto", porque así repetirá.
En este sentido, preguntó en voz alta si realmente es fácil para el público el comprar entradas para asistir a una función. Desde su punto de vista, una de las primeras claves debe ser "la taquilla", considerando que la persona que la atienda debe poder informar convenientemente sobre el espectáculo.
El ejemplo de Ponferrada
La segunda parte de la mañana contó con la participación de tres ponentes, cada uno de los cuales expuso el ejemplo de su localidad. El primero en intervenir fue Miguel Ángel Varela, del Teatro Bergadium de Ponferrada, quién ofreció una serie de bases sobre las que considera que se debe desarrollar el trabajo de un programador.
Entre las más importantes está el contar con un proyecto por escrito "que sea nuestro Corán, nuestra Torá, nuestra Cábala" y que sea "realista y ambicioso"; y el aumentar la comunicación, tanto hacia los públicos ("la información se debe transmitir con pasión"), como hacia el sector artístico. En este sentido apostó por "argumentar por qué hacemos lo que hacemos".
También cree que al sector de las Artes Escénicas le iría mejor si hubiera datos totales del número de funciones que se programan y del número de espectadores: así se vería "la cantidad de dinero que movemos", y eso "puede tener más capacidad ante los políticos que cualquier otro argumento".
Como otras bases de su trabajo, Miguel Ángel Varela apostó por ser curiosos (mirando qué lee la gente o qué música se escucha), ser cómplices con el entrono asociativo, aprovechar al máximo el espacio, trabajar en red ("ganamos mucho colaborando"), y estar "ágiles" ante los cambios. Asimismo, reivindicó la función del teatro como un servicio público.
La pasión teatral de un pueblo de 6.000 habitantes
Desde Puebla de La Calzada -una localidad de 6.000 habitantes situada entre Badajoz y Mérida- llegó, sin apenas dormir ?llegó a casa tras una función a las 4.30 de la mañana- Teodoro García, quién intervino en las Jornadas desde una cuádruple vertiente.
Según él mismo explicó, Teodoro García es programador "desde hace muchísimos años", ha estado vinculado a grupos profesionales y amateurs, fue 6 años técnico de la Junta de Extremadura, y lleva desde el año 91 como concejal de Cultura de su localidad.
En su intervención, se centró en el trabajo que vienen desarrollando él y su equipo en Puebla de La Calzada, que tiene una Casa de la Cultura con 300 localidades de las cuales 140 están ocupadas por socios (que deben acudir obligatoriamente al 80% de los espectáculos). Entre el público no sólo hay espectadores de Puebla de La Calzada, sino del vecino Montijo (de 17.000 habitantes) y de otras localidades de alrededor.En Puebla de La Calzada se ha ido creando una pasión por el teatro que hace que ya esté cubierta la programación de todos los fines de semana hasta mayo de 2015 (podría ser más tiempo, pero "no quiero hipotecar a quién venga" tras las elecciones). Asimismo, en la localidad hay una compañía profesional y cuatro amateurs ?una de ellas formada por jóvenes de 15-16 años que se van renovando y que sirven de cantera a las otras-, un festival de teatro, y numerosos talleres, cursos y campañas escolares.
Desde su punto de vista, la pasión teatral que hay en la localidad viene por llevar trabajando en ello varias décadas: "tras invertir en cultura, ahora viene todo rodado". Asimismo, resaltó que su Ayuntamiento está saneado, y pagan a las compañías el mismo día que actúan. El último proyecto en el que están involucrados es la creación de una Escuela de Artes Escénicas.
Hacer de cada espectáculo una experiencia
Las intervenciones se cerraron con la participación de Juan Herrero, de la Casa de las Artes de Laguna de Duero (Valladolid), localidad pegada a la capital pucelana que ha asentado una programación cultural estable desde octubre a junio.
Según explicó, a la hora de la gestión trabaja sobre varias bases: el ciudadano es el centro del modelo de gestión, la cultura es una herramienta para estructurar y para hacer una sociedad más formada y activa, los espectáculos no pueden ser aburridos y deben ayudar a comprender la realidad, y debe existir un compromiso con la realidad artística de Castilla y León. Desde su punto de vista, la clave principal es "hacer de cada espectáculo una experiencia".
A la hora de la consolidación de Laguna de Duero como enclave teatral, Juan Herrero resaltó la importancia de la Red de Teatros de Castilla y León, "el festival más importante" que tiene la región, definiéndola como "el único proyecto que vertebra culturalmente la región". Desde su punto de vista, es necesario darle a la Red la importancia que tiene (aunque necesita una "revisión" tras 15 años de funcionamiento) y "dejar de desvestir santos para vestir otros", en referencia a la creación de otros eventos como el Fàcyl de Salamanca, "que ya vemos cómo va saliendo".
Otra de las claves del éxito es el trabajo conjunto que están haciendo varios teatros de la región para programar giras de compañías. De esta forma, una compañía realiza espectáculos durante varios días consecutivos en varios emplazamientos de la región, lo que permite "abaratar los costes" desde todos los puntos de vista, lo que repercute también en taquilla.
Juan Herrero apuntó que ahora mismo la Casa de la Cultura de Laguna de Duero cuenta con "menos presupuesto" que en su año inaugural, en 2005, pese a que aquel año sólo funcionó 6 meses. A pesar de ello, ahora hay "el doble de programación".
Juan Herrero también explicó la importancia del Obrador Creativo que tienen desde la creación de la Casa de las Artes, a través del cual el público se implica en distintas fases de la producción teatral. Además, como actividad novedosa, se ha ido consolidando una especie de gala donde se explican los espectáculos que se van a poder ver durante los siguientes meses.
Todo ello se hace "pensando mucho en el ciudadano, demostrándole que lo único imprescindible es él".