La poesía como medicina del alma
Yo sé que te quiero,
cuando te miro,
cuando discuto contigo.
No estoy de acuerdo,
pero te admiro,
quiero estar contigo.
Es un secreto,
el por qué del amor,
nada hay tan rebelde,
tan indomable.
Te hace pequeño
y te agranda,
juega contigo.
Te limita y te impide,
capta tu voluntad
y te deja perdido,
te dispara y te frena,
te descontrola y te anula.
Vete a saber si es amor,
pero eso me pasa contigo.
De viaje o en casa,
en el triunfo o derrota,
sólo importa tu opinión.
Trasciende lo físico,
se eleva,
no sabe a dónde.
Más que emoción o pasión,
un misterio por resolver,
otra dimensión.
Quiero que sea bonito
y no siempre lo es,
no tiene juicio, ni cura
y crónico puede ser.
Se te ve la más bella,
y quizá las hay más,
te veo en sueños
y quizá no estés.
Se confunde la realidad,
y ésta también lo es.
Fruto del amor,
tres ángeles hay
y esos sí que son la verdad.
Todo lo llenan,
de alegría y sol,
todo lo inundan,
de paz y bien.
Todo lo transforman,
en un mundo mejor,
después del milagro de amor,
sólo queda rezar.
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