El periodista Gabo

Se cumplen hoy cuatro meses de la muerte del novelista García Márquez, dándonos pie para recordar al periodista Gabo reclinado sobre una silla y con las piernas encima de la mesa en la redacción de El Universal de Bogotá, en histórica imagen de los primeros años cincuenta, cuando el joven escritor parecía cantante de rock, vitalizando las noches con anfetaminas y alcohol para desentrañar mejor la realidad.

En la fragua periodística se forjó el futuro Nobel literario, firmando con seudónimo sus columnas en El Heraldo, bautizadas con títulos genéricos como "Punto y aparte" o "Jirafas", mientras alertaba el insomnio con Conrad, Faulkner, Kafka, Hemingway, Virginia Woolf, Sófocles, Tolstoi, Saint-Exupéry, la poesía de Rimbaud y los versos de Neruda.

Gabo no tuvo pudor en declarar su vocación periodística, semejante a la de quienes dejamos sentires en las páginas virtuales de Salamancartv, diciendo: "Toda la vida he sido un periodista. Mis libros son libros de periodista aunque se vea poco. Pero esos libros tienen una cantidad de investigación y de comprobación de datos y de rigor histórico, de fidelidad a los hechos, que en el fondo son grandes reportajes novelados o fantásticos, pero el método de investigación y de manejo de la información y los hechos, son de periodista".

Luego vino la redacción de El Espectador y la corresponsalía parisina en una buhardilla donde comprobó la predicciones de su amigo Plinio, viendo que París tenía el corazón muy duro para la miseria, pero no para su alma periodística, que proclamaba el reporterismo como el mejor oficio, aunque tocara sufrir como un perro.

Inolvidables artículos de Gabo como testigo de la realidad, capaz de embutirla en el contexto, pues el éxito de un reportaje depende mucho del ambiente que envuelve al relato, como hizo en sus paradigmáticas crónicas: "Cuba de cabo a rabo" o "Vietnam por dentro", que le hicieron saltar del periodismo a la narrativa con "Relato de un náufrago", "Noticia de un secuestro" o "Crónica de una muerte anunciada".

En la revista Lire dejó escrito: "Me considero un periodista a quien le interesa cada vez más la política por encontrarse confrontado a temas políticos en cada instante. Actualmente en América Latina la política está en primer plano, allí todo lo que se haga como periodista termina siendo alusivo a la política".