La monja bombero

No es título de una película de risa de cuando Sor Citroen. Aunque la cosa sí es como si fuera de risa, pero pudo ser tragedia. Y desde fuera no tiene fácil explicación, aunque a lo mejor desde el Cuerpo de Bomberos todo es razonable y claro. Eso quiero pensar.

A eso de las once de la noche, más o menos, varios vecinos del entorno de la calle la Compañía y Monterrey ven una columna de humo que parece salir del convento. Avisan a la policía, que debió avisar a los bomberos porque llegan casi a la par. Aparcan su camión junto a la alta tapia, suben por la escalera hasta lo alto, hay gestos y alguna voz, bajan la escala y después de un intermedio sin hacer nada visible desde los balcones y ventanas, extienden de nuevo la escala, suben hasta el tejado y vuelven a bajar. Y se van. El humo sigue saliendo. En diálogo a voces entre balcón y calle los vecinos gritan a los bomberos que el humo sigue saliendo, que llamen por teléfono a las monjas para al menos avisarlas.

Contestan que ellos no tienen el número de teléfono de las monjas. La razón dada se entiende porque todavía (la escena tiene lugar hace pocos días) no había llegado el listín telefónico ni las Páginas blancas ni existía Internet ni medios digitales para consultar en cinco segundos un dato tan simple como ese. También puede ser que fuera una respuesta que pudiera esconder una táctica evasiva y que las razones de la no intervención (el humo seguía saliendo) fueran materia reservada. Ante una cosa así ¡todos los respetos y la más alta consideración! El Cuerpo de Bomberos es el Cuerpo de Bomberos. No es una litotes ni una tautología, es un argumento en toda la línea.

A la vista del humo subiendo en columna y ante la misteriosa desaparición de los servicios municipales de policía y bomberos, los vecinos llaman por teléfono al convento y logran despertar a la superiora que a esas horas de la noche ya estaba durmiendo. Ella comprueba lo que está pasando y despierta a toda la comunidad, cargada de años, que a base de cubos de agua durante una hora larga logran apagar el fuego en la huerta. Y la columna de humo deja de salir. Vieja lección de apagafuegos: Si hay humo hay fuego?

Si llega a ser una noche de fuerte viento "de abajo", del suroeste, como está sucediendo hoy mientras escribo estas líneas, podría haber pasado algo de gravedad incalculable. ¿Sucedería una cosa así si el humo hubiera salido de sitios como la sede del PP en Julián Sánchez el Charro o del PSOE en Cuesta de san Blas o del Ayuntamiento en Plaza Mayor número 1 o del Parque de Bomberos en avenida de la Merced? La pregunta es tonta.

Ah, hay que agradecer a varios vecinos que dieron el aviso, hicieron el seguimiento, intentaron convencer a policías y bomberos y que al final fueron los que avisaron a la comunidad de religiosas. Va por ellos.