LUMBRALES | Antes de la clausura, Teruqui Robledo dio lectura a un breve texto dedicado al recuerdo del impulsor de la Vía del Duero
Con la lectura de varios poemas en el Jardín del Conde, concluía este domingo en Lumbrales las Jornadas Lusas, actividad cultural que tenía como principal objetivo rescatar de la memoria el legado del que fuera principal impulsor de la vía férrea La Fuente de San Esteban-Barca d'Alva, Ricardo Pinto da Costa, primer Conde de Lumbrales.
A lo largo de los dos últimos días, la Casa del Conde se ha convertido en punto de encuentro con la historia de su primer propietario. Una amplia exposición con documentos de la época sobre la gestión de esta gran obra de ingeniería civil, construida a finales del siglo XIX y cerrada al tráfico ferroviario en 1985, ha ilustrado esta muestra junto con otra exposición dedicada al poeta de Freixo de Espada a Cinta, Guerra Junqueiro.
Minutos antes del acto de clausura, Teruqui Robledo dio lectura en la Casa del Conde a un breve texto sobre la vida y huella que dejó en Lumbrales y pueblos del Douro Ricardo Pinto. En su exposición, Robledo hizo un breve repaso a la vida y desempeño de Ricardo Pinto en la construcción de la vía férrea, para concluir con sus deseos para que esta infraestructura "pueda tener de nuevo alguna utilidad y sirva no sólo para recuperar el tiempo perdido sino también como apuesta de futuro".
Durante su intervención, Teruqui Robledo estuvo acompañada del alcalde de Lumbrales, Pedro Sánchez, y un representante de la Cámara Municipal de Freixo, que más tarde se trasladarían al Jardín del Conde para dar lectura a varios poemas como broche a esta actividad cultural.
VIDA Y OBRA DE RICARDO PINTO, PRIMER CONDE DE LUMBRALES
Teruqui Robledo
El tres de diciembre de 1887, la Corporación Municipal presidida por don Pablo Galván, en sesión ordinaria acuerda: 1º "Se declare Hijo Adoptivo de esta Villa a perpetuidad a D. Ricardo Pinto da Costa. 2º Que la calle Del Olivo de esta población, donde se halla situada la casa que en la misma pertenece a dicho Señor se le ponga el nombre de D. Ricardo Pinto da Costa como prueba, aunque insignificante, de las simpatías y cariño que le tienen los vecinos de esta villa."
D. Ricardo Pinto da Costa y Fernández, que nació en Vila Nova de Gauga, fue cónsul de España en Oporto, director General del Ministerio de Obras Públicas y contrajo matrimonio en 1854 con la lumbralense María Francisca Bartol Pérez; fue figura relevante en la financiación de las obras del Ferrocarril La Fuente de San Esteban - Barca d'Alva y promotor de la creación de esta línea férrea.
En el registro de matrícula de extranjeros residentes en el distrito de Lumbrales, figura D. Ricardo Pinto da Costa "venido a España el 4 del 12 de 1854; casado, con residencia en Lumbrales y de profesión comerciante". Recoge el documento que " tiene casa abierta en Barca de Alba, donde desempeña el cargo de Vice-cónsul.
Poco se conoce de la juventud de María Francisca, esposa del conde, y de sus progenitores Juan Antonio Bartol y Cayetana Pérez. Juan Antonio Bartol debía de ser una persona de relevante importancia económica y social en el pueblo ya que en representación del Ayuntamiento, fue el encargado de contactar y recaudar el dinero que se dio en pago de los suministros hechos a los pueblos por las tropas, en la guerra de la Independencia, según recoge el historiador Ricardo Robledo en el capítulo IV de la Historia de Salamanca (Siglo XIX). Esta cantidad fue de 8.000 reales.
Hablando pues en hipótesis, no es de extrañar que una joven poseedora ?sin duda? de grandes cualidades, acaudalada y probablemente bella, enamorara al apuesto banquero D. Ricardo.
Antes de construirse la carretera de Lumbrales al muelle de Vega Terrón, se transportaba a lomos de caballería los cereales de la zona de Vitigudino y Lumbrales, especialmente el centeno sobrante, que se negociaba por el Sr. Pinto da Costa. Éste tenía como centro de almacenaje esta localidad, donde lo recogía en sus depósitos o paneras.
Según R. Robledo, la construcción de de la carretera a Vega de Terrón fue la segunda que nos unió con Portugal. Después de siglos de desencuentro y recelos mutuos, el Duero se convirtió desde principios del siglo XIX en un medio de comunicación más o menos estable entre ambas naciones. De hecho, hasta la llegada del ferrocarril, será una de las pocas vías de comunicación que enlacen los dos reinos. Hay constancia de que en los años 1818/19 se desplazaban numerosas barcazas con cargas de 1.000 a 3.000 fanegas de trigo, propulsadas a vela y caballerías.
La residencia donde habitó el matrimonio de los futuros condes, se llamó desde sus inicios 'casa de los abuelos' refiriéndose a los primeros propietarios, padres de María Francisca. Antes de su transformación en palacio, 1875- 1877, esta vivienda colindante con el ayuntamiento tenía la entrada por la calle antes llamada Del Olivo, y poseía un jardín y huerto que llegaba hasta la iglesia. En la reconstrucción trabajaron especialistas portugueses que realizaron la obra de cantería, rejería y las bellas escayolas de los techos.
A la muerte de D. Ricardo y su esposa María Francisca, esta casa señorial pasó a ser propiedad de su hijo, D. Juan Víctor Pinto da Costa, 2º conde de Lumbrales, casado con doña Judit Leite Martins. La hija de éstos, doña Francisca Costa Leite, esposa del marqués de Sá Carneiro y condesa de Lumbrales, vendió este edificio al Ayuntamiento el año 1969 por el precio de 300.000 pesetas (esa cantidad, teniendo en cuenta los datos de inflación, equivaldría hoy a unos 6,5 millones de pesetas, es decir, cerca de 40.000 euros). Esta dama dejó a lo largo de su vida constancia de su afecto a Lumbrales. Murió en Oporto a la edad de 80 años el día 21 de agosto de 1984. Su hijo, Francisco Lumbrales Sá Carneiro, nacido en Oporto en 1934, fue Presidente de Portugal y falleció en 1980 en un accidente de aviación.
Esta mansión que está considerada como uno de los edificios más bellos y singulares de Lumbrales, encierra entre sus muros los proyectos de vida, ilusiones y desesperanzas del matrimonio y, en particular, el reto de aquella persona singular que junto a otros emprendedores construyó la línea Férrea Boadilla- Barca de Alba. No tenemos que olvidar que gracias a la gestión de don Ricardo esta línea pasa por Lumbrales.
La descripción de la génesis de esta gran obra de ingeniería, hasta su conclusión, sería muy extensa de describir. No quiero obviar que fue impulsada ?principalmente? por la Asociación Comercial de Oporto y el consorcio Porto Unión, y la Diputación de Salamanca aportó el activo necesario.En palabras de Emilio Riva Calvo y Carlos de Abreu: "Su ejecución supuso un reto tecnológico y la realización de numerosas obras, túneles, puentes y viaductos, al tiempo que obligó a innumerables esfuerzos y sacrificios, contándose entre ellos los de vidas humanas."
El tren llegó a Barça en 1887 tras 11 años de intenso trabajo."Las tremendas dificultades orográficas que aquellos emprendedores hubieron de salvar, en especial en los trayectos próximos a la frontera, Pocinho ? Barca d'Alva y desde la desembocadura del río Águeda en el Duero, hasta la estación de La Fregeneda, dieron como resultado la sucesión de una serie de obras de arte que al día de hoy, con el ferrocarril ya cerrado al tránsito de los trenes, constituyen un legado de la ingeniería industrial único en Europa".
En reconocimiento a esta gran labor, el Rey don Alfonso XIII le concedió el título de Conde de Lumbrales para él, sus hijos y sucesores legítimos el 19 de diciembre de 1888. Este nombramiento fue autorizado por don Luis, rey de Portugal, por decreto el 23 de abril de 1889. A este título se une el de Hijo Adoptivo y Predilecto de Salamanca.
Ricardo Robledo describe Las crónicas de los actos de inauguración y de la conclusión de esta obra faraónica.
"El último día de agosto de 1883, cientos de personas se agolparon en las cercanías del monte Pingallo para presenciar la inauguración de las obras del ferrocarril de Boadilla a Barca D´Alva, en el tramo más complicado que era el del valle del Águeda. La explosión de cerca de 1.500 barrenos cargados de dinamita señaló el inicio de la construcción del túnel de la carretera entre La Hinojosa y La Fregeneda, 1.600 metros" .(...) Figura relevante en el acto de inauguración fue don Ricardo Pinto da Costa. La nómina de asistentes tanto por parte de Portugal como de España, es extensa. Acudió don Ricardo en calidad de presidente de la compañía, junto con las autoridades y representantes de los dos países. Ingenieros, contratistas, periodistas de Oporto, Madrid y Salamanca dejaron cumplida constancia de su protagonismo en este acto, a cuyo fin se trasladó el futuro conde desde Oporto en un espectacular coche salón con su familia.
Continua la redacción: "Aquél 31 de agosto era domingo; el pueblo de Lumbrales, el más importante del trayecto ferroviario, disfrutaba de sus fiestas de verano; la cosecha de cereales había sido buena lo que ayudaría a festejar con alegría el inicio de las obras: un arco de flores en el lugar donde estaría situado el paso a nivel, a un kilómetro del pueblo, recibía a la comitiva de periodistas. Antes, habían sido agasajados en Vitigudino (...)".
Cuando a principios de diciembre de 1887, un poco más tarde de lo previsto, se inauguró la línea, un "inmenso gentío" se agolpaba en los andenes para ver la máquina de vapor y escuchar frases felices sobre la prosperidad que habían de alcanzar los pueblos de España y de Portugal. El 15 de junio de 1887 se inauguró el trayecto La Fuente de San Esteban-Lumbrales y el 8 de diciembre de ese año el tren llegó al puente internacional sobre el río Águeda: dos trenes, uno de cada nación, llegaron al puente engalanado y sobre él juntaron las máquinas su topes, "como en un beso simbólico", dijo algún comentarista del suceso. Junto a Ricardo Pinto da Costa estaba Adolfo Galante, de La Hinojosa, uno de los promotores más entusiastas del ferrocarril y Henri Burnay.
El periódico digital Las Arribes al Día, comentó en su momento: "La inauguración del ferrocarril hizo concebir al conde la ilusión de la presencia en Lumbrales de la realeza española. Esta expectativa le llevó a levantar el Pabellón Real, con referencias coloniales portuguesas, para agasajar con los máximos honores a los ilustres invitados (...). Sin embargo, ningún miembro de la Casa real acudió a la inauguración. Fueren meses después cuando la Infanta Isabel de Borbón visitó la Línea del Duero y en la estación de lumbrales recibió homenajes y obsequios.
En 1985, aludiendo el Gobierno falta de rentabilidad económica, incomprensiblemente determinó su cierre y 15 años después pasó a ser un recurso patrimonial declarado Bien de interés Cultural".
He intentado, sintetizar en lo posible el transcurrir de esa etapa en la que unos hombres decididos apostaron por el desarrollo de sus pueblos respectivos a través de los caminos de hierro. Cuesta aceptar que aquel esfuerzo portentoso luzca la imagen de la desolación y el abandono. Hago mías las frases de Robledo: Que la línea férrea La Fuente de San Esteban- Barca D´Alva pueda tener de nuevo alguna utilidad y sirva no sólo para recuperar el tiempo perdido sino también como apuesta de futuro.