De bodorrio sevillano

A mí me perdonan otra vez, me paso la vida disculpándome por la frivolitis, pero aunque sea cansino ver casarse al personal por lo civil, por lo religioso y hasta por lo militar, uno se entretiene más con las fotos sevillanas del hijastro de la Pantoja que con los supuestos méritos de los candidatos a dominar el PSOE. Dónde va a parar, aunque nos alimentemos de morbo, de tópico y de tules rosas, es mejor darle al tocado que a los muertos en la franja de Gaza, a las disputas internas de los varones-barones porque de Chacón nunca se supo, y no digamos a las previsiones económicas del gobierno, esas que parece que van tan bien y que nosotros ni catamos, dispuestos como estamos a la terraza, la caña y el pincho sin saber muy bien qué haremos para pagar el gusto por sentarse a ver pasar la vida y hasta por el abono de la piscina. No me malinterpreten, el verano es una época de poca ropa y libre de toda perturbación, se pongan como se pongan en Oriente Medio que ya son unos aburridos, y gane quien gane en Brasil que han sido unos prepotentes, la vida es mucho más simple que todo eso. Está hecha de cañitas con los amigos, niños que se aburren a las dos semanas de vacaciones, chiringuitos de río, novelas facilonas, crema solar, bolsas de patatas, helados y toallas húmedas que apestan. El verano tiene un cierto aire de dejadez y hastío que gestionamos con el culo bien aposentado en la silla de plástico, vigilando a nene y haciendo votos para que nos llegue en el mejor de los casos para pagar el hotelito, el camping o la socorrida piscina. Sí señores, por eso más nos vale hacer cábalas sobre quién peinó al novio y quién tuvo la idea de poner arbolitos en el interior de una iglesia antes de elucubrar qué candidato queda mejor en el cartel electoral del principal partido de la oposición, ese que tan bien ha enterrado a Rubalcaba, despedido a Zapatero y obviado a Chacón. No hay misericordia en un partido político, fieles lectores míos, por eso yo me iría al menos votado de los propuestos para darle un voto de confianza a la experiencia y a la sensatez y dejarme de vainas, que para vender crema de afeitar ya tenemos a Velencoso, por poner un ejemplo. Hay cosas con las que no se puede frivolizar, por eso más nos vale volver a las páginas del coure y agradecer que el famoseo se case cuantas veces quiera para solaz del personal y ganancia de la prensa rosa, que con esto de internet, lo de ir al kiosco ya solo es para comprarle gominolas a los niños, esos que ya parece que se aburren hasta del cloro. Y es que el verano es un tiempo para la levedad y hasta para el hastío, dónde va a parar?