Vergüenza

El reinado del nuevo Borbón no ha podido comenzar de un modo más significativo: Mientras en el Palacio Real se dedicaban a las genuflexiones, los besamanos y los discursos sin contenido alguno, en la calle la policía se dedicaba a impedir a los ciudadanos el ejercicio de los derechos fundamentales más básicos y elementales.

Vergüenza de un sistema en el que cada vez se hace más palpable la división entre los gobernantes y el pueblo.

Vergüenza de unos representantes de los ciudadanos que se apresuran a blindar al rey que ya ha dejado de serlo, para que no tenga que responder de nada, ni siquiera en el ámbito civil; ¿tantas porquerías tienen que ocultar?. Quien no hace tanto dedicó uno de sus discursos a decir que todos los ciudadanos deben ser iguales ante la ley (tratando de esa forma de desviar las responsabilidades de su hija hacia su yerno por sus actividades ilegales) corre rápidamente a reivindicar que esa igualdad no va con él, y que podrá seguir enriqueciéndose sin pudor al amparo de su cargo.

Vergüenza de una policía que actúa como mero mecanismo represor, que invade domicilios particulares para retirar banderas, que impide a las personas caminar por la calle, que apalea y detiene a ciudadanos por el mero hecho de querer ejercer su derecho a la libertad de expresión.

Vergüenza de la delegada del gobierno en Madrid, que justificó la actuación policial como una forma de prevenir posibles enfrentamientos y de evitar una mala imagen internacional si se veían banderas republicanas en el recorrido de la comitiva real; esto ya lo conocíamos de los tiempos del dictador, en los que la policía encerraba en el calabozo a los rojos cuando se iban a celebrar actos a los que acudiera algún gerifalte del régimen.

Vergüenza de unos medios de comunicación que se comportan con la monarquía como lacayos, que en lugar de informar de forma veraz, independiente y plural, como es su obligación, convierten el relevo en la jefatura del Estado en un espectáculo de sumisión sonrojante, hasta el punto de que los informativos de cualquier televisión se confundían con el Nodo, con la única diferencia de los colorines.

Vergüenza de que sigan encerrados en su burbuja y piensen que seguimos tragando que vivimos en una democracia.