La Romería a la Peña de la Cruz consigue reunir a 300 personas

La salida se había programado a las 09:00 de la mañana, a las puertas de la cofradía de la Santa Vera Cruz en el barrio de San Juan, allí nos presentamos unas pocas decenas de personas para iniciar la edición 2014 de la Romería de la Peña de la cruz, pero no sería hasta las diez menos veinte que arrancó el cortejo que seguía a la bandera. La causa fue la impuntualidad del famoso tamborilero que solo llegó media hora tarde. Cosa que parece habitual y cual estrella de rock nos tuvo esperando a las puertas de la iglesia de San Juan, exasperando los ánimos de los allí congregados. Esta vez al tamborilero le acompañaba Antonio Castro Borrego usuario del centro ocupacional de Asprodes.

Habíamos quedado con el resto de los romeros en la puerta del parque que da a las hermanitas y cuando llegamos el malestar era generalizado, pues alrededor de doscientas cincuenta personas pensaban ya que aquello se había suspendido, cargando las críticas contra quienes íbamos en la comitiva de partida.

Tranquilizados los ánimos comenzamos la subida por los rodeos como viene siendo habitual. Pero está vez no fue el párroco de la iglesia sanjuanina quien realizó las oraciones en los puntos indicados, si no el de Candelario/Navacarros don Abel Alexander Ocampo Higuita, colombiano de nacimiento y que, según palabras de otro de los párrocos participantes está estudiando en Salamanca.

En el santuario del Castañar se rezó masivamente a la Virgen, y a partir de ese momento comenzó el descontrol, pues aunque la bandera de la Cofradía indica el inicio y dirección del evento, los asistentes cogen diferentes caminos para llegar a Llano Alto, desde allí a la cruz del peladillo, en ordenada fila de a uno, que daba una imagen diferente de los magníficos parajes que íbamos atravesando, la espesura nos servía de protección de ese implacable sol que nos acompañó durante toda la marcha.

La llegada al Peladillo fue recompensada por un generoso bocadillo y bebida, regalo de la Cofradía, que asume todos los costes generados por esta edición de la romería ya que este año no ha habido abad, personaje encargado del mantenimiento del evento y representación de la cofradía por un año. Su presidente David Hernández nos iba obsequiando con el bocata y hacía las veces de censor, al ir contando a tos los cofrades, porque aquí el orden era riguroso y respetado, trescientos romeros en ese punto del recorrido.

Continuamos hasta la peña de la cruz con los ánimos repuestos, quizá tuvo que ver que comimos o que bebimos (vino) y los participantes seguimos hasta culminar en la Peña de la Cruz donde el sacerdote realizó la bendición de los campos y una misa, con un estilo al que no estamos acostumbrados por aquí, más cercano a los predicadores de las series norteamericanas, por su elevado tono de voz, que al recogimiento castellano al que estamos habituados.

Nosotros nos bajamos después de los actos religiosos, en los que vimos a representantes de las fuerzas de orden público y del ayuntamiento, y dejamos a los asistentes disfrutando del resto del día en este maravilloso paraje.