Homenaje a la señora Rosalía y a los que dedican su vida a cuidar a familiares discapacitados

Cuando todo se mide por dinero, las nóminas, los ajustes y desajustes,la cesta de la compra ,las vacaciones, las matrículas de estudios, los presupuestos para ejecutar las mismas leyes, las hipotecas, las comisiones y sobornos?todo tiene una medida y una moneda, el euro, incluso cuando se trata de los servicios sociales más perentorios y básicos es un presupuesto digno el que los mantiene, cuando este presupuesto es insuficiente ha de ser compensado por la generosa disposición de familiares y amigos, más familiares que amigos. Es la ley de la Dependencia que nació con pobres presupuestos, ahora mínimos, la que se ha convertido en un canto de sirenas varadas. Hay testimonios sangrantes que se unen a testimonios muy dignos que son ejemplo para la sociedad parca y sobria en sentimientos de solidaridad.

Creo que, en todas las familias que tienen un miembro discapacitado, éste se convierte en el eje y centro de atenciones, cuidados y tiempo y éstos no disminuyen cuando el presupuesto disminuye convirtiendo así la paradoja en milagro Pero también es cierto que por mucha voluntad que exista en la familia hay límites que no pueden superar y para ello es necesario la ayuda social pública, ahora recortada, cuando no anulada, para escarnio de personajillos sin escrúpulos con privilegios y presupuestos de lujo.

Desde estas líneas quiero hacer un homenaje de agradecimiento a esas personas que (han nacido para atender) a un familiar discapacitado.

Uno de los ejemplos, ya sé que hay millones de ejemplos en España, es Rosalía, llamada la herrera porque su familia siempre ha vivido en torno a la fragua de Villoruela. Desde niño he visto frente a la casa de mis padres, durante muchos años, a Rosalía y a su hermana Damiana, discapacitada, de paseo camino de las eras, lentamente, arropándola, con mimo, y sonriendo a la gente?Toda su vida dedicada a su hermana, entregada a un servicio tan especial como es la de cuidar "de por vida" a una hermana.. Y hacerlo con alegría. Yo nunca he visto a Rosalía enfadada o con gesto adusto y serio. Posiblemente a Rosalía no le guste este pequeño homenaje, porque ella no entiende de otras cosas que no sea la de estar junto a su hermana. Y la medida de sus atenciones y cariños no tiene que ver nada con el euro ni los presupuestos, ni con las jornadas laborables, ni con los fines de semana, ni con las vacaciones. Es el corazón y sus latidos los que marcan su actitud generosa y su talante de dedicación exclusiva a una causa muy digna, pero poco valorada.

Rosalía, no es un homenaje a la compasión o a la caridad, es un homenaje al reconocimiento de la dignidad de la persona.

Hace unos días en Roma se proclamó la santidad de dos papas. Yo desde aquí proclamo la santidad de estas personas, sin la presencia de centenares de cardenales ni millares de obispos, que, sin compromisos ni rituales ni votos, han renunciado a todo y han dedicado toda su vida al servicio de un ser querido que es también miembro de nuestra sociedad.

José González Sánchez