Preocupaciones

Me preocupan varias cosas, unas a nivel local de las que suelo hablar a menudo, otras a nivel nacional y algunas más allá de nuestras fronteras. Comencemos por estas últimas, las que se producen a muchos kilómetros de aquí, aunque alguien pueda pensar o preguntar que qué se me ha perdido a mí tan lejos. En estos días toma posesión como presidente de Egipto el mariscal Al Sisi, el mismo que derrocó al anterior presidente elegido en las urnas y mano derecha del sátrapa que gobernó el país de los faraones con mano de hierro. El 96 % de los votos consiguió este aguerrido soldado, pero después de encarcelar a muchos e impedir que más de la mitad de la población pudiera ejercer su derecho en las urnas. Me recuerda a las grandes victorias de aquel nuestro dictador durante tantos años.

Muy cerca, ahí está un reyezuelo sirio, dentista de profesión amarrado al poder, aunque para ello su país esté sumido en una cruenta guerra, con miles de muertos, la población abandonando sus tierras y las ciudades arrasadas. Si algún día acaba este conflicto entre hermanos, no me imagino cómo pueden recuperarse lugares tan hermosos como Alepo o Damasco, con prácticamente más de la mitad de los edificios derruidos; o cómo podrán regresar a sus tierras, para normalizar de nuevo sus vidas, los cientos de miles de desplazados que han huido de tanto horror. Este caballero también arrasó en las elecciones convocadas, la pantomima disfrazada de democracia, al modo que siempre lo han hecho los dictadores.

A nivel nacional, al que suscribe estas cosas le ha dado por pensar que el referéndum que piden en la calle es necesario. Si tuviera poder para decidir comenzaría a prepararlo, aunque fuera a un plazo más largo y tras la investidura del nuevo Rey. De no hacerlo, el Gobierno y el Monarca se exponen, con toda lógica, a que las manifestaciones se extiendan por España durante mucho tiempo y a que al personal le dé por pensar y comience a dudar de la legitimidad de Felipe VI. Y sería una manera de demostrar al mundo, dando la voz al pueblo, que el modelo de estado del que disfrutamos durante tantos años es el que quiere la inmensa mayoría de los españoles.