Estas actuaciones han sido financiadas por la Fundación Iberdrola a través de la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León
Técnicos y agentes medioambientales de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, en colaboración con un técnico de la Unidad de especialistas en manejo de fauna de la Subdirección General del Medio Natural del Ministerio de Agricultura, alimentación y Medio Ambiente (Magrama), han llevado a cabo durante los pasados días el marcaje de seis pollos de águila perdicera en el Parque Natural de Arribes del Duero (Salamanca-Zamora).
El marcaje que se realiza a pollos de 35-38 días con anillas en los tarsos, entraña cierta dificultad, no solo por el delicado manejo que implica sino por los complicados accesos a los cantiles rocosos donde se ubican los nidos. Por ello ha sido imprescindible la participación de un equipo multidisciplinar que ha cubierto todas las necesidades durante el marcaje. Los trabajos comenzaron el día 23 de mayo y finalizaron ayer, marcando 6 pollos en total.
Estas actuaciones, financiadas en buena parte por la Fundación Iberdrola a través de la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León, se enmarcan en un proyecto sobre conservación del águila perdicera en el Parque Natural de Arribes del Duero (Salamanca-Zamora) que incluye el seguimiento de la reproducción y la aportación de recursos tróficos mediante la repoblación de especies por debajo en la cadena trófica como el conejo de monte, e incluso alimentación suplementaria.
El marcaje de pollos de águila perdicera se realiza en estrecha colaboración con el Equipo de Biología de la Conservación de la Universidad Autónoma de Barcelona, dirigido por Joan Real Ortí y forma parte de las acciones de seguimiento de la especie. Se pretende obtener a medio plazo datos sobre supervivencia preadulta y adulta, análisis de los patrones de dispersión natal y reclutamiento, de la condición física y fisiológica de pollos pre-volantones, análisis de la prevalencia de parásitos en pollos y de la dieta en territorios en que vuelan esos pollos.
Seguimiento y aportación de alimento
Gracias a las labores de seguimiento, se ha constatado que en el Parque Arribes del Duero se ubican 14 de las 16 parejas reproductoras existentes de águila perdicera en Castilla y León. El seguimiento tiene como objetivo, no solo comprobar la presencia o ausencia de individuos en los territorios sino también el seguimiento de la reproducción, la identificación individualizada de los componentes de cada pareja, la detección de comportamientos anómalos o abandonos temporales del territorio por parte de los individuos y la valoración de los métodos de alimentación suplementaria.Otra de las acciones que se incluye en el Plan de Conservación del águila perdicera es el aporte de recursos tróficos, que se realiza por la crítica situación de la especie y la dificultad de obtener, en algunos casos, suficiente alimento para la cría de los pollos. Así, mientras no se consiga el reforzamiento de las poblaciones de especies presa, es obligado evitar por todos los medios la pérdida de más parejas reproductoras, utilizando incluso técnicas poco naturales como es la alimentación suplementaria, que ha sido aplicada con éxito en esta y otras especies. Durante el presente año, con más o menos intensidad, se ha aportado alimento a 8 parejas reproductoras, de las cuales, 6 han conseguido sacar adelante la puesta.
Especie en regresión
El águila perdicera (Aquila fasciata) es una de las rapaces ibéricas que mayor regresión ha sufrido en los últimos años, lo que motivó su recatalogación, pasando 'de interés especial' a 'vulnerable' en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. En el ámbito europeo la especie está protegida por la Directiva, 2009/147/CE relativa a la conservación de las aves silvestres, por el convenio de Berna, relativo a la Conservación de la vida silvestre y el medio natural y por el Convenio de Bonn sobre la Conservación de las especies migradoras de animales silvestres.La población castellano y leonesa de águila perdicera se ha reducido a más de la mitad en las últimas dos décadas, siendo múltiples las causas de esta reducción. A ello apuntan, como las más claras, la pérdida de hàbitat, la mortalidad por persecución directa, la electrocución y colisión con tendidos eléctricos, y la baja productividad por escasez de sus presas principales.
Por ello, la continuidad de éstas y otras acciones incluidas en el Plan de Conservación del águila perdicera en Castilla y León es una herramienta imprescindible para garantizar la conservación de esta especie emblemática.