¿Podemos?

Hace tiempo que los ciudadanos vienen dados toques de atención a los políticos. Hace tiempo que estamos denunciando que la casta política se ha desnaturalizado y, abandonando sus principios, se han dedicado más a defender sus prebendas y estatus que los intereses de los ciudadanos. Hace tiempo que estamos hartos de tanta corrupción, que si bien existe en todas los países del mundo, aquí se agrava por cuanto no es perseguida y condenada, por el contrario parece que se diluye en largos procesos sin fin para cubrirse recíprocamente los innumerables casos que salpican a casi todos los partidos políticos: BNG, CC, CDC, CiU, ERC, ICV, PNV, PP, PSC, PSOE, UDC, UM, UPN? de todos los cuales tengo documentados casos de corrupción. Y hace tiempo que somos muchos los indignados que denunciamos y seguimos denunciando lo que pasa en este país, desde el 15 de mayo del 2011, el denominado 15M; mucho tiempo en que los políticos no nos han hecho ningún caso, y si lo hicieron fue para descalificar el movimiento de los indignados y hacer oídos sordos a las protestas ciudadanas y ojos ciegos ante la realidad que muestra esta sociedad.

Hoy en España están más de la mitad de los jóvenes en el paro, más de cinco millones de parados, el 25% de la población en riego de pobreza, más de dos millones de familias sin ingresos y más de un 6% de la población no puede comer pescado, carne o pollo una vez cada dos semanas. Con este panorama ¿qué podía esperarse? A eso habría que añadir que varios de los implicados van en las distintas listas al Parlamento Europeo camuflados entre tantos y tantos nombres, que las promesas electorales son incumplidas sistemáticamente por los partidos una vez llegan al poder, olvidándose del contrato suscrito con los ciudadanos en las urnas; que no acaba de llegar la tan cacareada reforma de la Administración aunque todos están de acuerdo que es un monstruo que nos está devorando lenta pero inexorablemente.

Los políticos de siempre, y no todos son iguales, se han instalado en el aparato político donde alguno lleva casi 40 años y los ciudadanos los vemos como sanguijuelas chupando con fruición el dinero que, a través de nuestros impuestos, abonamos al estado y soy consciente que eso no es así siempre ni se produce en todos los políticos, pero deberán hacer algo para que esto cambie de una vez. Los partidos deberán elegir concienzudamente su programa para poder cumplirlo, deberán ser exquisitos en la elección de las personas que los van a representar en algún estamento de poder político y deberán crear organismos de control para erradicar la corrupción de la política, castigando con dureza cualquier hecho corrupto que se produzca. El dinero público ha de ser sagrado, las promesas hechas al pueblo, también.

Si los grandes partidos no entienden lo que está sucediendo en España, si permanecen sordos, ciegos y mudos ante el tremendo dolor y sufrimiento en que vive mucha parte de la sociedad, surgirán partidos populistas con un alto grado de demagogia y Podemos se instalará para siempre en esta España a la que nunca, o casi nunca, le han gustado las posiciones extremistas.

¿Podemos? No podemos, es una utopía, pero tal vez merezca la pena intentarlo.