Máster de la vida

Hoy casi de todo se puede aprender y por tanto, de casi todo se puede estudiar. Si entramos en la web de las principales universidades internacionales, europeas, españolas, castellanas, salmantinas? (qué más da!, hoy todo está globalizado), nos encontramos con un sinfín de títulos que dan nombre a los grados, a los máster, a los expertos, a los cursos de verano? De todo lo que te puedas imaginar y de aquello que casi ni te atreves a nombrar. Todo está desarrollado curricularmente. Para todo hay un sumario, una lista bibliográfica, unos desarrollos, unos contenidos, una metodología? Es el mundo de la investigación científica en su más amplio sentido del término? Todo cabe, todo se puede estructurar en un diseño y en un plan académico. ¿Todo? Bueno, casi todo. Porque de esto quería yo hablarles, queridos lectores.

Aunque en Salamanca hay una universidad de la felicidad (este es el nombre de una empresa que ofrece cursos de autoayuda y de un montón de cosas más?) y todo este mundo de la autoayuda está ya muy, pero que muy estudiado y demandado, todavía no me he encontrado un máster sobre sueños imposibles y utopías varias, que te "aprenda" (como dicen la Sierra) a taladrar la modorra realidad y convertir este mundo egoísta en una verdadera fraternidad en donde la pobreza sea objeto de estudio arqueológico de algo que ocurrió en el pasado y que nunca más volverá a asomar; un experto en humanidad (no en humanidades) cuya base sea contemplar las arrugas de las manos y de las frentes de cualquier abuelo o abuela que haya gastado su vida por sus hijos y nietos; aún no he visto un curso de la universidad de verano que se dedique a contemplar la belleza del horizonte y de las puestas de sol y amaneceres en el pueblo más despoblado de la provincia de Salamanca, donde el único ruido es el de los pájaros y el de la respiración contenida ante una belleza tan profunda que arranca lágrimas? Muchos cursos habría que ofrecer cuyos profesores fueran las madres de familia que han sostenido la vida de sus casas a base de amor y trabajo. Sería interminable la lista de seminarios (presenciales y on line) que tratasen de estudiar la fidelidad y la creatividad con la que han tenido que vivir el ejercicio de la profesión los miles y miles de jubilados que hoy languidecen en los parques, en las residencias y en las vallas contemplando las escasas obras públicas que se realizan en nuestras ciudades y pueblos.

Y de todo esto y de mucho más y con mucho garbo, alegría y "prestanza", le podrían hablar y contar, mejor que este pobre aprendiz de lo humano, cualquiera de las muchas personas que pueblan las aulas de eso que se llama Universidad de la Experiencia, que en Salamanca funciona maravillosamente y con los que he tenido la suerte de convivir el otro día un ratito? ¡Quién pudiera ser alumno para poder sentarse en el pupitre de tanta ciencia, tanta sabiduría y tanto conocimiento! Ah! Y es gratis. Cosa no poco importante.