Con al gente normal y corriente

La semana estaba resultando demasiado aburrida en el bar de Emilio. Finalizada la resaca electoral, todo se centraba en Brasil, en el fútbol, en los lesionados? Menos mal que siempre aparece algún iluminado para romper la monotonía y regalarnos instantes de debate y diversión.

El lumbreras de aquel día se llama Pedro y tiene Arriola como apellido. Se le ocurrió la majadería de calificar de "frikis" a Podemos y estalló la discusión.

Emilio, próximo ideológicamente a Arriola, le dio la razón, como no podía ser de otra manera. A fin de cuentas, la Razón viene a opinar lo mismo y es el libelo de cabecera de Emilio.

Mario, cansado de que se descalifique por sistema todo lo que no se casa con lo establecido por los mandamases, estalló asegurando que los del PP no son "frikis", y sí gilis, pilinguis y quinquis sin dimitir.

Tanta "i" me invitó a gritar que sí, sí, sí? Sí se puede. Y de la mano del sí se puede, me identifiqué con el Podemos que se presenta a mis ojos como gente cercana a la gente; hombres y mujeres que defienden a hombres y mujeres; azote de bancos y banqueros zotes.

Pedí una ronda, invité a los habituales y resolví que prefiero ser friki a pitiminí. Y prefiero llamarme Fernando a que me llamen PP. ¡Dónde va a parar!