¿Podemos… fiarnos?

Ineludible la reflexión sobre los resultados de las últimas elecciones por mucho que hayan pasado algunos días ya. Un ciudadano, un voto, eso que suena tan absolutamente democrático, lo que está en la base de nuestra convivencia. El contrato social.

Y es que no deja de sorprenderme que partidos que por sus estatutos deben de tener políticas absolutamente dispares sobre temas como el aborto, las pensiones, la religión en las escuelas, la propiedad privada, los impuestos, y un largo etcétera, hagan cábalas sumando sibilinamente los votos obtenidos proyectándose hacia unas futuras elecciones autonómicas y se planteen incluso compartir gobierno en su País, vulgo Comunidad todavía. Un misterio. O no tanto, cuando se trata de partidos nacionalistas. Es el caso de ERC y CiU. Y más misterio es que se presenten en el Parlamento europeo cerca de un centenar de diputados electos que están en contra de Europa. Un caballo de Troya a la vista de todos. La democracia, es lo que tiene. Como cuando ganan los islamistas radicales en países del norte de África y después, cuando llegan al poder, la suprimen.

Solemos comentar los profesores las peculiares elecciones de delegados de clase que hacen los alumnos. Postulándose como candidatos o no los alumnos que acumulan más faltas de disciplina o los repetidores (más mayores por ello) ejercen un innegable efecto de admiración en las votaciones y copan el 80% de las junta de delegados? a la que casi nunca asisten por desinterés dejando las más de las veces sin representación a esos compañeros que les eligieron seguramente porque les vieron más capaces de llevar la voz cantante ante (¿contra?) los profesores. Cuando hay un porcentaje elevado de chicas en el aula suelen elegir a una de ellas y los tutores respiran aliviados en cierta medida. Casi nadie quiere ser delegado a esas edades y por eso en ocasiones también, en votaciones sorpresa, eligen al más tímido, por no decir al que más ridiculizan, o a un inmigrante recién llegado que ni siquiera habla aún bien español lo que supone una sutil forma de acoso. Claro que si cuando votas al primero de la clase y te sale luego por peteneras y le condenan a 8 años de cárcel por quedarse el dinero que era para obras sociales en Guatemala pues es que pierdes la confianza. Pero queremos pensar que se comportan así porque son niños.

No sé si asumimos muy bien los principios de la democracia, el hecho de que alguien te represente, alguien que no es de tu ciudad, alguien a quien no conoces. La televisión nos hace creer que conocemos a quien vemos muchas veces y nos resulta ya totalmente familiar. Lo que dice nos convence y la/lo votamos. Lo malo es que quizá a cada uno le gusta una parte del mensaje tan solo. La cuestión es si nos fiamos de él. Y creo que eso se agudiza cuanto más nos alejemos de nuestro entorno. A duras penas confiamos (porque de eso se trata) en quien elegimos en las municipales. Empezamos a torcer el gesto cuando el que habla en el Parlamento autonómico es de Valladolid, por ejemplo. Y a nivel nacional en progresión aritmética hasta llegar a Europa en progresión geométrica. ¿Cómo va a proteger mis derechos un eslovaco si ahí no tienen playas ni turismo? He visto agricultores desconfiar de la defensa que un determinado ministro vaya a hacer en Europa del campo español por el hecho de provenir de una zona de cultivos de regadío y no de secano. Por no hablar de cuando llaman traidor a un comisario de la UE porque las decisiones que toma en el ejercicio de su cargo (europeo) perjudican a un colectivo español.

En los grupos pequeños en los que todos se conocen la responsabilidad en un cargo de representación la ejerces honestamente por la cuenta que te tiene, pues te juegas el aprecio o la repulsa de los tuyos. Que me he quedao con tu cara, vamos. ¿Pero cómo consultas a 200.000 ciudadanos a lo que representas? ¿Y cómo te presionan ellos si no te los encuentras en el súper? Deben fiarse de ti, de que serás competente, de que serás honesto, de que quizá lo que quieran conseguir no lo obtengan porque hay intereses de otras personas que son contradictorios con los suyos. ¿Cómo respondes ante ellos?

Sea como fuere todo se ha consumado ya para los próximos cinco años durante los que ya no podremos decir ni mu. Hemos votado a los delegados de clase. Pero, ¿podemos? fiarnos?