El juego de los misioneros

Mañana sábado, 24 de mayo, medio mundo estará pendiente del gran derby madrileño de fútbol entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid, que tendrá lugar en la capital de Portugal, Lisboa. Los deportes en general, y no sólo el fútbol, concita los intereses de múltiples personas a la hora de seguir los diversos partidos deportivos de interés general. Cada uno apuesta por su equipo favorito esperando el triunfo del mismo en el partido correspondiente.

Pero no todo se reduce a los equipos de deportes. Hoy quiero hacer notar la existencia y actualidad de otros equipos más trascendentes y dignos de consideración. Me refiero a ese inmenso equipo de misioneros españoles en general y de los salmantinos en particular: un equipo de más de 250 misioneros procedentes de Salamanca y repartidos por todo el mundo.

En los últimos meses hemos asistido al juego destacado de miembros señalados de este equipo de misioneros salmantinos. En el mes de febrero enviábamos al Perú, desde la Parroquia de Cristo Rey, en el Barrio Vidal, a un matrimonio misionero que, dejando los trabajos que realizaban entre nosotros, y dejando a sus hijos, ya mayores y situados, se han ofrecido para diversos trabajos pastorales y sociales en la diócesis de El Callao, que alberga el puerto de la ciudad de Lima.

El jueves, día 15, realizábamos una ceremonia de envío de dos voluntarias de la Delegación Diocesana de Misiones que, ya jubiladas de su oficio de enfermeras, se han ofrecido a una colaboración generosa de dos meses, con dos misioneras salmantinas del Amor de Dios, que realizan un meritorio trabajo en Mocuba, localidad del norte de Mozambique, en África.

Son actualidad tres sacerdotes misioneros de Salamanca que trabajaban en Paraguay: Uno de ellos, César Martín Calvo, regresaba definitivamente a Salamanca después de haber dedicado al servicio de aquel país en torno a cuarenta años. Y en el camino se vio afectado por un infarto, que lo mantiene paralizado y en vías de recuperación en las proximidades de Sao Paulo, Brasil. De él están pendientes muchos salmantinos y paraguayos, que piden a Dios por su pronta recuperación. Don Leoncio Redero, también con más de cuarenta años en Paraguay, disfruta de un merecido descanso de mes y medio en su pueblo de Huerta, y volverá a continuar su trabajo y servicio sacerdotal a finales del mes de junio, y permanecerá allí mientras el cuerpo aguante. Otro sacerdote salmantino, José María Velasco, continúa un admirable y reconocido trabajo de solidaridad y desarrollo en la ciudad de Capiatá, próxima a Asunción, también en Paraguay.

Y finalmente, por ahora, un sacerdote de Salamanca, Don Leonildo Ramos, hacía en Madrid el pasado sábado un compromiso misionero público para trabajar por cinco años con la institución misionera del IEME (Instituto Español de Misiones Extranjeras).

El equipo misionero de Salamanca está en plena actividad, con la que desarrolla sus tareas de solidaridad, desarrollo, amor y generosidad. Y el equipo va a ganar, sin duda, la partida.