Información sesgada en vísperas electorales

Casi siempre que me pongo a escribir esta pequeña columna tengo algunas dudas sobre cómo abordar lo que quiero decir, pero hoy las tengo todas. No sé si la semana que viene vendrá la autoridad competente a mi casa a buscarme como lo está haciendo con muchos que vierten sus opiniones sobre los aconteceres diarios.

No quiero que esta columna se quede sin autor por meter la pata en qué y cómo debo decir lo que pienso sobre temas tan espinosos como el terrorismo, ETA, la Yihad Islámica, la democracia que vivimos, la PAH, la AVT, o

la guerra civil del 36-39. Siento que cada vez es más difícil buscar los términos apropiados para poder comunicarse con los demás sin llamar la atención, el diccionario de sinónimos es mi libro de cabecera mientras escribo cada semana, y las redes, que se prometían como un campo en el que la libertad de opinión fuera el abono del pensamiento común, son atacadas sistemáticamente por el poder para todo lo contrario, usando como pretexto la información sesgada y el derecho al honor de las personas aludidas en determinados comentarios que, más allá del posible mal gusto, casi siempre tienen razón en el fondo aunque la forma se les vaya de las manos.

La palabra clave es sesgar, es decir, torcer, apartar, inclinar, ladear? en definitiva hacer que la opinión clara y rotunda se vuelva contra el que la emite, pero no le toca a todos por igual, el sesgo impera por los medios y me pregunto

• ¿Por qué se detiene sistemáticamente a los que insultan a los militantes de los partidos de derechas?
• ¿Dónde están los que amenazan de muerte a Pilar Manjón?
• ¿Por qué el ministro del interior no sale tan rápido como ahora, a buscar a quienes se burlan de su condición de madre de una víctima del atentado del 11-M no adscrita a la AVT?
• ¿Por qué quedan casi impunes los antidisturbios que golpean a manifestantes de que piden justicia produciéndoles lesiones irreparables en ojos u otros órganos en personas pacíficas (Barcelona 15-M, Valencia escuela pública) o negros que saltan vallas con cuchillas?
• ¿Qué hubiera pasado en la prensa de esta ciudad y en la caverna mediática de derechas del estado entero, si el pasado asesinato de León hubiera sido perpetrado con el mismo lujo de detalles y con la misma sangre fría por alguien de ideología claramente de izquierdas?
• ¿Por qué los trapos sucios de derechas se lavan en casa y los de izquierdas son públicos y notorios?
• ¿Por qué, si no quieren que se vean los lamentables insultos (ciertos o no) en las redes dirigidos hacia la labor de la recién asesinada presidenta de la Diputación de León, todas las televisiones publicitan las pintadas que se hicieron en el puente donde fue asesinada(*), haciendo que millones de españoles las vean?
• ¿Por qué no se habla de la violencia extrema que supone cualquier desahucio y de la saña con la que rompen las puertas de las casas los agentes del poder?
• ¿Por qué se legalizan partidos neonazis que campan a sus anchas por las calles gritando consignas homófobas sin que nadie les detenga, o peor aún, siendo protegidos por la misma policía?
• Por qué a estos partidos y asociaciones de ideología fascista y racista no se les investiga sus webs, blogs, y twits? por apología del asesinato?
• ¿Por qué hay decenas de miles de españoles que todavía tienen los restos agujereados de sus familiares asesinados sin juicio regados por las cunetas?
• ¿Por qué cuando alguien se pone a investigar estas cosas es cesado de su función sin miramiento alguno?
• ¿Por qué no pueden aguantar y evitar que en "su" España, con marca y todo, ocurran cosas que no desean?
• ¿Por qué nadie de derechas contesta a estas preguntas? y por último,
• visto lo visto ¿podré seguir publicando en este diario cosas así?

Demasiadas preguntas y sólo tengo una respuesta: ellos tienen el poder, sus gobiernos ejecutan sus voluntades

y los demás estamos de prestado para casi una sola condición: seguir haciéndoles cada día más poderosos y legitimando su capitalismo salvaje en las urnas ya sean europeas o nazionales, aunque alguno de los suyos se quede en el camino, como ha quedado demostrado en León. Sólo se les olvida una cosa: nosotros somos más, pero tenemos un problema: estamos desunidos.

(*)hago notar que, por cuestiones obvias, no las reproduzco

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