Don César y Leo

Si se tratara de un juego de diferencias y tuviéramos que encontrar algunas de ellas entre estos dos personajes (César Martín Calvo y Leonildo Ramos Sierra), seguro que podríamos estar una tarde entera narrándolas. Diferente edad, diferente procedencia, diferente historia, diferente sensibilidad, diferentes preferencias y gustos, diferente cultura, diferente constitución biológica, diferentes gustos musicales, diferentes gustos literarios y gastronómicos?

Permítanme que les presente a los concursantes en el juego. El primero de ellos es un sacerdote jubilado, que en el mismo día en que regresaba para España, después de haber estado casi toda su vida ministerial en Paraguay (menos los ocho escasos años que estuvo en Guijuelo, en donde fue el párroco del monaguillo suyo que les escribe), sufrió un grave infarto de corazón que hizo que tuvieran que aterrizar forzosamente en una ciudad de Brasil, donde fue atendido de urgencia y posteriormente trasladado a un hospital mejor, en donde aún sigue hoy día (y esto fue hace más de tres meses), luchando entre la vida y la muerte y esperando a que se estabilice ?al menos mínimamente- para poder viajar a España y descansar en su pueblo natal (Zarza de Pumareda) o en la residencia diocesana de la Casa de la Iglesia. Es decir, en el viaje de regreso definitivo a España, le ocurrió esta desgracia y aún no ha llegado. Noticias muy recientes de su hermana, Hija de la Caridad y de don Leoncio Redero Sierra, sacerdote diocesano en Paraguay, nos han informado que se ha producido el alta hospitalaria y que -aunque muy débil todavía- se inicia un nuevo paso en su próxima recuperación.

Nuestro segundo concursante es también sacerdote, pero uno de los más jóvenes de la diócesis de Salamanca, para la cual se ordenó hace ahora diez años. Ha trabajado ministerialmente en la parroquia de María Mediadora y posteriormente en la Sierra de Francia otros cinco años (en donde he podido compartir vida y misión codo a codo con él cuatro años). Desde el inicio del presente curso que está a punto de concluir, vive en Madrid, en la sede del Instituto Español de Misiones Extranjeras, porque se está formando para marchar a Zimbabue en el próximo curso, cuando ultime su formación como misionero y su aprendizaje del inglés. Gracias a Dios su salud está bien y si nada lo impide, podrá vivir su ministerio como misionero en África el tiempo que Dios y él quieran.

A pesar de todas las diferencias tan notables, ya se habrán dado cuenta de las principales coincidencias. Resalto tres. Por este orden: 1.- Los dos son sacerdotes diocesanos de Salamanca. 2.- Los dos son misioneros "ad gentes", es decir han decidió vivir su ministerio participando de la misión universal de la Iglesia, ensanchando los horizontes del corazón de la Iglesia Diocesana y del suyo propio. 3.- He tenido la suerte y el honor de conocerlos muy de cerca, compartir vida y tareas, pasar muchos ratos con ellos y estar muy agradecido a Dios por el regalo de sus vidas a mi propia vida.

Desde estas líneas pido una fuerte oración para ambos. Para don César pidamos que pronto podamos abrazarlo y disfrutarlo en España y para Leo, oremos para que gocemos con su libertad y su amor a Dios y su testimonio misionero sea fecundo para la Iglesia a la que va a servir y para aquella que le ha engendrado a la fe y al ministerio.