Por Una Nueva Europa. Por una Europa de los ciudadanos y no de los mercaderes

Muy pronto los europeos serán convocados a votar un nuevo Parlamento que iniciará los cambios en las distintas instituciones de la Unión Europea como la propia Comisión europea, nuestro ejecutivo comunitario.

Las elecciones próximas se van a llevar a cabo en medio de una crisis sin precedentes, una crisis que no es solo económica, aunque esta sea la cara más visible, sino social y política.

La Unión Europea está completamente paralizada, sin impulso, sin proyecto político como consecuencia de una serie de acontecimientos importantes, en primer lugar, por la disparatada entrada de nuevos miembros de los países del Este a instancias de Alemania y Estados Unidos, lo cual ha provocado un difícil gobierno de la Unión al necesitar poner de acuerdo a 28 países muy diferentes.

En segundo lugar, la insuficiente unión monetaria que ha impedido, como señalan reiteradamente todos los economistas, una intervención audaz del Banco Central Europeo en auxilio de las dificultades fiscales de los estados.

Esta situación ha colocado a la propia moneda única y a una serie de estados con particulares problemas como Irlanda, Grecia, Portugal o España al pie de la especulación financiera internacional, sin que la Comisión europea y el BCE pudieran hacer casi nada.

En tercer lugar, el desconcierto ideológico de la izquierda europea que no ha sabido elaborar un discurso que responda a las nuevas necesidades, ha propiciado que la derecha haya impuesto un pensamiento único basado en la austeridad a ultranza.

Austeridad que conlleva una devaluación interna de los estados y en definitiva el aumento de la pobreza y la desigualdad social.

En realidad, se está cumpliendo el propósito neoliberal expresado en 1991 con la caída del comunismo: ha llegado la hora del capitalismo global y el fin de la hegemonía ideológica de la izquierda.

Detrás de las medidas que hacen a los ciudadanos europeos más pobres hay todo un proyecto ideológico tendente a destruir el Estado de Bienestar, la principal realización de la socialdemocracia europea.

Es necesario una recomposición de la izquierda europea, sin sectarismos, ni demagogias populistas sobre la base de un nuevo acuerdo político más cercano al ciudadano y a sus necesidades, que una y no divida, con el fin de hacer frente al pensamiento único de la derecha que se resume en una palabra: Austeridad, es decir desigualdad y pobreza.

Las personas que quieren una Europa de los ciudadanos y no de los mercaderes y los banqueros deben implicarse políticamente exigiendo un cambio radical en los políticos y los partidos de izquierda para hacer frente a la hegemonía de la derecha europea y española que tanto daño están causando a la mayoría de la población.

En consecuencia, frente a la abstención que siempre beneficia a los conservadores es urgente una mayor participación de la ciudadanía para defender nuestro modelo social el estado de bienestar.