En el paro y sin tabaco

Dicen que después de la tempestad viene la calma y ojalá me equivoque, pero tengo la sensación de que la gente está hastiada de remover los contenedores del INEM a ver si hallan algún empleo y allí no encuentran ninguna bolsa. Y como ya huele mal y hasta es posible que hablar de desempleo termine por convertirse en un tema tabú, de esos que la gente dice "ya cansa", agotemos las posibilidades que tenemos de analizar el problema y aunque me quede sin un lector, que sea lo que el diablo quiera.

En primer lugar, yo no tengo razones para pensar que las cifras del paro hayan sido manipuladas, y deseo más que nadie que se acabe con esta lacra, pero hay que reconocer que vaya potra: ¡111.565 personas menos! Precisamente ahora, cuando más lo necesitaba Cañete. Esta cifra es como un oasis. Pienso que si se dan cuenta los parados que esta es la velocidad a la que va a bajar el paro, no tienen ninguna razón para no votar al candidato del PP. Hay que darse cuenta que en un año habrá 1.300.000 parados menos.

Me temo que va a ocurrir algo; por ejemplo, que el efecto llamada se va a notar en los próximos meses. ¿Qué va a importar darle tres o cuatro mil euros al mafioso de la patera si aquí van a encontrar el paraíso? Ya era hora que España fuera un paraíso curral para pobres. No hace falta que salten la valla ni que se afilien al partido del empleo, pues por los gritos que dan de ¡Viva España! o ¡Visca el Barça!, los subsaharianos son más patriotas que los propios españoles. Un poco de paciencia y cantarán todos "soy español, español, español?".

Y por otra parte, entre los obreros que votaron a Rajoy, aunque perdieran la casa y el trabajo, cunde el optimismo. Gente que piensa que el paro se acabará antes de que termine esta legislatura. Las razones son que si en unas Europeas hemos colocado 111.565 personas de un plumazo, en las Municipales pueden ser tres veces más, y si es en las Generales, aquí se echará el resto.

Además, no va a ser como antes, que todos éramos una panda de vagos fumadores. Ahora el empleo es de calidad. Gracias a la Reforma Laboral, a cualquier empleado, piénsese en una "esteticién", le pides que haga las uñas a un pulpo y se las hace. Y si es a un pescadero, seguro que le mandas que abra una serpiente viva en canal y se deja morir en el intento, pero también la abre. Todo sea por un empleo a cualquier precio.

Esto lo pienso mientras camino hacia la oficina a sellar el paro. Cuando llego allí, están los mismos de siempre. "Pero tíos, ¿de 111.565 no os han cogido a ninguno?". "¡Qué informes tendrán de vosotros!". "¡Gente de vuestra actitud se cargan a cualquier gobierno!".

? "¿Y en esa fila por qué no hay gente?". Les pregunto.

? "Acércate y lo verás", me contestan.

Me tengo que frotar los ojos. El anuncio dice: "Se necesitan 10 empleados. Trabajo fijo. No se aplicará la Reforma Laboral".

?¿Eh? ¿Cómo? Me vuelvo a frotar.

?¡Paleto, no ves que no se lo cree nadie?!

?Mira esa otra cola. Ahí ofrecen trabajo a un profesor de inglés. Deberán enseñarlo a un tipo que no tiene ni idea y dentro de una semana se marcha para Inglaterra.

?¡La cola está llena?! Es mi inocente respuesta.

?Pues eso es lo que hay. Si el tío quiere aprenderlo, ¡mal que lo pague!, siempre habrá gente que se atreva con el trabajo.