Huelga de estudiantes

El jueves 8 de mayo ha sido convocada una jornada de huelga de los estudiantes universitarios, que en algunos lugares se extiende también a los estudiantes de enseñanza media.

En este caso la protesta se centra en las brutales subidas de las tasas universitarias que se han producido en los dos últimos años, y que seguramente seguirán produciéndose, así como en la política de becas seguida por el Ministerio de Educación.

Muchos estudiantes universitarios han tenido que renunciar a continuar sus estudios por carecer de medios para ello, y otros muchos se encuentran sumidos en una creciente angustia por su futuro y en una total incertidumbre sobre la posibilidad de continuar en la universidad.

Las tasas están alcanzando unos niveles absolutamente inalcanzables para muchas personas; la política de becas establecida en el último curso crea una absoluta inseguridad, puesto que nadie sabe al principio de curso si va a tener beca, ni la cuantía de la misma; se ha establecido un doble tramo, de tal manera que existe una parte fija en función de la renta de las personas, que puede alcanzar 1.500 euros anuales para las renta más bajas y otros 1.500 si se tiene que residir fuera del domicilio familiar (si consideramos un curso de 10 meses, resulta una beca de apenas 300 euros mensuales, que apenas cubre el alquiler de una habitación). Existe otra parte, variable, que nadie sabe si va a recibir ni la cuantía en su caso, puesto que depende de varios factores y entre ellos del numero total de beneficiarios, el caos en la tramitación es tal que a estas alturas, cuando está finalizando el curso, muchas personas aún no saben si recibirán beca ni su cuantía. Esta inseguridad, y sobre todo la tardanza en la tramitación, obligan a las familias a tener que adelantar importantes gastos, lo que para una gran parte de las mismas resulta sencillamente imposible.

Se dibuja así un proyecto de universidad elitista, cerrada a quienes tienen menos recursos, por lo que los estudiantes tienen sobradas razones para la protesta.

Esta situación no es casual, forma parte de una estrategia global que pretende poner la educación al servicio de una sociedad capitalista, en la que la igualdad de oportunidades no sea más que una quimera teórica. Y la piedra angular de esta estrategia se encuentra en la Lomce que, si nadie lo remedia, entrará en vigor parcialmente en el nuevo curso, que define claramentela educación como un instrumento de formación desigual, de tal manera que la educación no tendrá como meta la formación de personas libres e iguales, sino la preparación de unos pocos para ser dirigentes y del resto para ser mano de obra barata y cualificada (favorecer las condiciones de empleabilidad, dice la norma en su preámbulo).

La política y la práctica educativa actual determina la sociedad del futuro, y la que nos quieren imponer determinará una sociedad aún más desigual e injusta.

En consecuencia, todo el apoyo a los y las estudiantes que luchan por su futuro y el futuro de la sociedad. Sólo una pega: las convocatorias parciales están siempre abocadas a terminar en sí mismas, la educación no afecta solo a la población estudiantil, sino a toda la sociedad, y solo las acciones unitarias pueden ser útiles.