A Tito Vilanova

Soy salmantino de nacimiento, pero no por ello ni por todos los asuntos espinosos que se están planteando en Cataluña, puedo ocultar mi sentimiento culé.

El fútbol debería servir para aunar sana y deportivamente a los ciudadanos de este país en el cual este deporte nos apasiona, divierte, y nos hace olvidar por algunos momentos los problemas que nos rodean.

Tito Vilanova, jugador en muchos equipos españoles, Badajoz, Celta, Elche, Mallorca, y entrenador en el Barcelona ha sido un ejemplo de persona discreta, resistente y que ha sabido llevar su enfermedad y su lucha con la misma valentía y sencillez con la que supo a mantener, tras la marcha de Guardiola, la grandeza y juego brillante de su equipo, el Barcelona.

Valentía, sencillez y modestia son esos valores que hoy cuesta tanto de encontrar en un mundo en que la arrogancia y el pavoneo son los que marcar casi parece que de manera inexorable la actitud ante la vida.

Por otro lado la serenidad, silencio y coraje con los que ha llevado su enfermedad sin abandonar, hasta que ya era casi imposible, sus responsabilidades deportivas son también un modelo que debería utilizarse para muchos de los que aún seguimos en este mundo.

Que el buen recuerdo que nos deja Tito Vilanova sirva para aliviar su pérdida y que el deporte, y los valores que este hombre nos ha dejado como legado sirvan para darnos cuenta que los colores de una camiseta, de un equipo, son fantásticos para luchar como caballeros en el terreno de juego, en nuestra actitud ante las adversidades de la vida diaria, pero que también sirvan para unirnos y sacar adelante el difícil partido que nos está tocando jugar a todos.