Los brotes verdes

Recuerdo que cuando era un niño de diez u once años me asomaba al balcón que daba a la Plaza del Ejercito a ver y contar los coches que iban hacia la plaza de toros los días de ferias. Los automóviles que subían por la Avenida de Mirat y luego seguían su curso a la derecha por Torres Villarroel. Cincuenta y nueve, ¡sesenta¡. Sesenta Citroën, Austin, Dodge, Mercedes Benz, Chevrolet, Fiat, incluso algún decrépito Hispano Suiza, y otras marcas mas. Sesenta automóviles pertenecientes a prósperos salmantinos que se dirigían escoltados por una muchedumbre a pié a ver los toros, a disfrutar un 21 de septiembre, allá por los cincuenta, de un cartel rumboso: Juan Belmonte, Chicuelo y Luis Fuentes Bejarano. Tardes soleadas, recuerdo, emocionado de ver desde el balcón, (¡"no te asomes tanto miquito"¡) tantísimos coches lujosos enfilando hacia el coso salmantino. Con el tiempo dejé de contarlos de tantos que eran. Y, con el tiempo, dejaron de gustarme las corridas. Me refiero a las corridas en las que se va a ver como se la juega un hombre, como se destripa a un caballo de ojos ciegos y como un animal es acosado y lanceado hasta morir. Ayer. Ayer mismo venía de Madrid a Salamanca conduciendo el coche. Venía sólo y eran las cinco de la tarde cuando enfilé, unos kilómetros mas allá del túnel, hacia Salamanca. Y, no se aún por qué, quizás por esa "hora de la verdad", comencé a contar los camiones, los grandes, los mastodontes que iba adelantando. Y conté cuatro. Solo cuatro camiones. Cuatro brotes verdes, según nos dicen, que presumiblemente se dirigían hacia el norte de Portugal o Galicia. Es posible, no obstante, que con eso de los brotes verdes se refieran al ramito de laurel que algún camionero devoto o supersticioso coloca el domingo de ramos en el parabrisas. Ramito que no llegué a percibir, sea dicho de paso. Sí, cuatro camiones de transporte a lo largo de unos ciento veinte kilómetros de autovía (gratuita). ¡"A las cinco de la tarde"¡ Es decir, si los desmenuzamos, a tres o cuatro tuercas por kilómetro, tocan. No obstante, los clarines de la recuperación resuenan con estrépito. Son tiempos electorales. Y como son tiempos electorales les digo: por favor, absténgase de usar, en estos días, de sus ojos, de sus oídos y sobre todo de su sentido común. Otro favor mas: voten a la "gente seria" que tanto bien nos ha traído a los españoles. Ya saben, lo cierto es la fe y lo mas incierto y deleznable el uso de la razón.