Hasta ahí no habría mayor problema (salvo para los propietarios de los bares, claro), pero la cuestión es que la vuelta del buen tiempo ha hecho que algunos cavernícolas salgan de su hibernación. Así, en la mañana del domingo amanecía destrozado un tramo de la valla del Parque de La Glorieta. Asimismo, también se podía ver alguna papelera destrozada, aunque en ese Parque ya no es nada novedoso.