Izquierdas y derechas

Enfrentamientos, a veces absurdos, de unos contra otros en temas de interés nacional, resulta difícil de entender para la mayoría de los españoles; sólo se ve el interés de la rentabilidad de partido, pero no el beneficio de los ciudadanos.

A quienes preocupa la situación nacional, no nos gusta el Botafumeiro que los partidos usan en sus intervenciones, máxime cuando la mayoría de los ciudadanos les considera, en buena parte, responsables.

De los dos partidos mayoritarios, el PSOE desde Pablo Iglesias tenía como norma, en sus ejecutivas, usar la autocrítica y no el aplauso. Claro que con Zapatero todo cambió y el culto al poder era lo que se llevaba. España necesita de un partido socialista fuerte, que no oculten la E de ESPAÑOL ni se ponga de perfil en los temas relacionados con la unidad nacional; consecuentemente que no enrede, mareando la perdiz, con el tema del federalismo, bastante tenemos con las autonomías, que vienen a ser una especie de federalismo asimétrico, con el País Vasco y Navarra. No se quieren más asimetrías, pues incluso las existentes empiezan a ser cada día más discutibles y puede que no tardando mucho sea la Unión Europea quien elimine sus privilegios.

El Partido Popular se da por satisfecho por ser simplemente un mejor contable que la oposición; seguramente que sus votantes, en el plano ideológico, esperaban bastante más de él. Se han contagiado de quienes consideran al individuo como un objeto para consumir.

Si Europa ha llegado a la situación de libertades y desarrollo en la que nos encontramos, ha sido por dos mil años de cristianismo que, con todas sus luces y sombras, ha marcado la pauta sobre la dignidad y trascendencia del ser humano. Olvidarse de las raíces es como pretender cambiar la historia.