Estoy harta. Empieza a cansarme y a asustarme tanta norma controladora. Cada día constato la presencia de los controles públicos introduciéndose en nuestra vida, en nuestras costumbres? hasta pretenden cambiar nuestro horario. Vamos, que a cenar a las ocho de la tarde y todos en casita a dormir. Con lo alegre que son las calles españolas llenas de gente, de bullicio, en definitiva, de vida. Cada vez me va embrujando más Sevilla, por su belleza, por sus monumentos, pero sobre todo por sus calles, por sus gentes, por sus jardines, por la vida que estalla por toda la ciudad. Y, de seguir la iniciativa de los pensantes gobernantes, ¡madre mía!, vaya desastre.
Pero lo que realmente está colmando mi aguante es el perturbador proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana, que espero nunca se promulgue. La mayoría absoluta, en una política democrática, no es equivalente a la famosa frase de los reyes ilustrados del XVIII: "Todo para el pueblo pero sin el pueblo". Y el proyecto de marras intenta recortar derechos fundamentales y, lo que es peor, salen del ámbito del poder judicial determinados comportamientos "violentos", quedando en manos de la policía y de la guardia civil la imposición de sanciones hasta de 30.000 euros. Y una se pregunta: ¿son nuestros gobernantes democráticos?
Lo dudo. Quieren hasta impedir que ejerzamos nuestro derecho a manifestarnos antes la que es la verdadera "casa del pueblo", el Congreso, la casa de los españoles. No olviden que están representándonos y, como representantes del pueblo, están obligados a actuar en nuestro interés, y no en beneficio de sus intereses partidistas. Ocupan un sillón que representa el sacrificio de demasiados ciudadanos que dejaron su vida en la lucha por la libertad. Les estarán crujiendo los huesos en sus tumbas.
Actúen democráticamente. No se les ha ocurrido que mejor que combatir la violencia con violencia, es educar y enseñar a los ciudadanos desde la infancia. El país vecino nos ha demostrado que lo mejor de un pueblo es su escuela pública. Aquí nos queda mucho camino, bueno, de momento estamos destruyendo la instrucción pública hasta en el campo universitario. Y me duele y llevo sufriendo desde la LOGSE el hundimiento de la educación y la enseñanza en España.
Solo me resta solicitar que nuestros representantes actúen como tales y antes de empezar a reformar en puro plan "chapuza" el acervo normativo, se sienten, piensen y (tendrán que aprender) actúen con prudencia. Llevamos excesivas reformas legislativas, muchas de ellas de fatales consecuencias.