(A Paco Santos, que le hace falta sonreír)
No se que pasa este febrero: está bobo. No tiene dos dedos de frente. Tiene menos luces que un barco pirata. Se corren los días lloviendo, con un airón que ya se pasa de cansino. De repente sale el solito, como el domingo pasado y se está como Dios paseando por la Plaza Mayor, pero se atisba la caída de la tarde ya se está que pela por la calle. Llueve un poco, deja y vuelve a llover: el paraguas se te da la vuelta y piensas ¿por qué no se me habrá olvidado en algún sitio? Pareces gilipollas luchando con un paraguas que se da la vuelta. De lleno metido en un airón del demonio te dices ¡coño voy a hacer como el "Locomotoro" y el Michael Jackson!; y te inclinas para adelante, adelante, adelante? como la Torre de Pisa y de repente se para el aire, ¡te pegas un morrazo del copón! Este febrero está bobo.
Luego vienen a España un fulano negro, dos blanquitos y dos señoras, se juntan con dos tíos con pasamontañas alrededor de una mesa con instrumentos para matar y dicen que ETA entrega las armas, pero luego van y se las llevan otra vez en una caja. Yo creía que era algo de los Goya. Este febrero está bobo.
Y después va el Jordi Évole y hace una película de la película de la película del libro de la película del golpe de Estado del 23 F. Con más cameos que una peli del Segura. Para mí que este buen periodista está ya que no se besa porque no se llega. El éxito engorda vanidades. Este febrero está bobo.