El aire fresco vendrá de la calle

Hace dos días tuvo lugar el debate número veintitrés del Estado de la Nación. El señor Presidente anunció solemnemente que la crisis ha terminado. Sí, amigos, esta vez no se trata de algunos tímidos y femeniles brotes verdes. Esta vez, nada más y nada menos, capeando terribles galernas, nuestro capitán aferrado sin descanso al timón, desde el puente de mando, con pulso viril ha cruzado el cabo de Hornos. Las bancadas del partido que gobierna puestas en pie han aplaudido con gravedad, con entusiasmo contenido tamaña hazaña. "Españoles, en el día de hoy, la guerra ha terminado" A su vez el señor Presidente de la oposición sinceramente conmovido recuerda a su oponente: "su política ha sido y es muy cruel?" La bancada de la oposición puesta a su vez en pie aplaude con mesura, con similar entusiasmo contenido, tanta sensibilidad social. No obstante muchos ciudadanos entre los que me encuentro nos quedamos atónitos ante tal ejercicio de cinismo institucionalizado. Atónitos al leer al día siguiente las encuestas realizadas por los "medios serios" en las que los lectores deciden el ganador de tan trascendental duelo dialéctico: "la corbata de Rubalcaba conjunta más" o "la sonrisa de Rajoy es lo que se dice divina" Los españoles que aún trabajan y los pensionistas dejan la mitad de sus ingresos en las arcas del Estado y los que no trabajan dejaron entonces esos dineros y ahora su piel y salud en el empeño. Unos y otros quieren ser tratados como ciudadanos y no como televidentes. Y como ellos, los contribuyentes, que financian con el sudor de su frente las vidas, obras y milagros de los señores diputados, senadores, monarcas, allegados, enchufados, liberados, consejeros y otros paniaguados, quieren saber. Por un decir: primero, quien nos ha metido en este lío (Josemari al Wall Street Journal en 1997: "el milagro soy yo". Zapatero diez años después: "?superaremos en dos o tres años en renta per capita a Alemania e Italia"); segundo, que responsabilidades son las deducibles por vuestra falta de control o por haber, "esta es la posta", representado a los intereses de los bancos y/o especuladores y no a quienes os votaron; por último, mensaje dirigido a los muchísimos políticos corruptos: devolved el dinero y desaparecer de nuestras vidas por siempre jamás. Como la historia nos ha enseñado una y otra vez, el aire fresco vendrá de la calle.