Interesante, profunda, hermosa. Esta película es algo más que un buen film estupendamente dirigido e interpretado. Es una historia real, que sucede en medio de la terrible invasión japonesa en China, una de las guerras más infamantes de la historia del s. XX, que ya es decir. La barbarie demostrada por el invasor hacia el pueblo chino en la segunda mitad de los años treinta, es una de las invasiones más desconocidas en el mundo occidental, y debe ser calificada como un auténtico genocidio y un crimen contra la humanidad.
En ese mundo terrorífico la guerra, que destruye campos, pueblos, familias, que se traduce en niños abandonados, sin padres, gentes que huyen por los caminos destrozados por las bombas, va a reunir, en un templo católico, en el que únicamente residen un buen muchacho chino recogido por el sacerdote que regía la iglesia (fallecido por aquellos días) y unas alumnas adolescentes (cargadas de la inocencia que da residir internas en un colegio religioso) a un joven trotamundos, pagado de sí mismo, borracho, de profesión embellecedor de difuntos, y a unas prostitutas allí refugiadas.
Este conjunto humano tan heterogéneo va a vivir una de las historias más heroicas que conozco. Ese hombre duro, amargado, ateo, que no cree en nada ni en nadie, va cambiando poco a poco rendido a la bondad de un adolescente humilde, modesto, obediente, que intenta con todas sus fuerzas tutelar a las discípulas, pues dio su palabra al cura muerto y a la inocencia de unas muchachas que cantan dulcemente mientras sus ojos expresan todo el horror que están viviendo. Supera su escepticismo y su egoísmo para convertirse en un auténtico "pastor" que cuida amorosamente de sus ovejas. Y al igual que él, las mujeres de la vida, cortesanas pegadas a su belleza, cuya finalidad es salvar su vida a cualquier precio, van cambiando por la bondad que se respira en medio del mal, y toda la grandeza del amor que ellas guardan en su corazón, tal vez porque nadie les permitió amar, va a brotar a borbotones.
Y llega el momento crucial: un alto mando japonés decide llevar a las alumnas a una orgía con sus compinches. El terror se muestra en el rostro del pastor que siente cómo sus corderos van a ser violados salvajemente para terminar en una muerte dolorosa. Y su alma tiembla por el dolor. Pero una de esas "malas" mujeres, a las que todo el mundo se permite insultar, una de ellas se ofrece para cambiarse por una de las niñas. Al final todas ellas, sus compañeras de trabajo, rompen sus miedos, su amor a la vida, son aún muy jóvenes, piensan, pero las niñas lo son aún más y son vírgenes, y se ofrecen, ofrecen su vida para salvar la de unas pobres inocentes. Pero falta una sustituta, la número 13 y se asustan, una de las niñas tendrá que sacrificarse?pero todavía nos queda otro héroe: el humilde muchachito tutor por juramento de las discípulas no puede dejar que ni una sola sea martirizada y se ofrece él, un chico disfrazado de niña que da el pego a los enemigos. Y conscientes de que les espera la muerte, antes de subir al camión que les lleve con los asesinos, se guarda cada una de ellas un trocito de espejo. Suben las "13" mártires al camión sabiendo que caminan hacia la muerte.
Ese sacrificio ha permitido al "sacerdote" montar a las niñas en un viejo camión y salir huyendo de esa pesadilla. Unos "pobrecillos" han conseguido un imposible: salvar a unas niñas.
Existen los Héroes y siguen existiendo. Aunque nos quieran convencer de lo contrario los mercenarios del poder. No se dan cuenta, no quieren dársela, no les interesa.
Gracias a vosotras, personas maravillosas, anónimas, porque sois la luz y la esperanza para los pobres (en su sentido más amplio) y oprimidos de este mundo.