Carretera del cementerio

Acostumbrado como estoy a ello desde hace cinco o seis años, que uno acaba por perder la cuenta, no sé si seré capaz de adaptarme a la novedad.

Han sido años en los que este acceso a Salamanca ha pasado por distintos avatares (recuerdo las carreras de coches que se hacían al amparo de la noche cuando uno de sus extremos fue cortado al tráfico). Hemos circulado por carriles cambiados, hemos visto vallas y pivotes, aparecieron y desaparecieron rotondas, se estrechaban las vías de la noche a la mañana o se ensanchaban sin que nadie dijese nada.

Ahora, me entero de que el consistorio apremia a la empresa responsable para que concluya las obras de urbanización del acceso oeste a la ciudad. Que las avenidas de Fernando Pessoa y de Luis de Camoens, que son el mismo perro aunque se le cambie el nombre en la chapa del collar y que todos conocemos como la "carretera del cementerio", se vean libres de vallas y otros obstáculos. Pues bien se podía haber hecho hace tiempo. Todo ese tiempo en que los viales están rematados, las farolas puestas, los carriles pintados y los semáforos esperando a sustituir a las vallas en la regulación del tránsito. Todo ese tiempo en que quienes recorremos el trayecto varias veces al día hemos visto todo el proceso y que desde hace mucho tiempo, muchísimo diría, nos preguntamos el por qué de que todo siga igual.

Ahora, cuando los que usamos esta vía estamos acostumbrados a circular en fila india al paso que marca el primero, a sortear esos "elementos" rojos y blancos usados para formar barrera pero que parece sean usados para asustar a los conductores en días de viento, a bucear entre las aguas acumuladas en los badenes los días de lluvia? Ahora, digo, que nos hemos acostumbrado a todo esto, los vecinos de Huerta Otea y quienes vienen de Miróbriga, de allende o aquende, incluso hasta los que practican el "cruising" en la cercanía de la rotonda del Puente de la Salud, sabemos que todo este proceso no ha sido sino una prueba; el experimento de un novedoso mecanismo regulador del tráfico y su velocidad sin necesidad de instalar costosos sistemas electrónicos de vigilancia, ni hacer desplazar a los agentes municipales hasta la zona.

Así, si le empresa hace caso a la instancia municipal, cosa que nadie duda, "estrenaremos" una moderna vía de varios carriles en la que se podrá circular a velocidades mayores a las actuales y sin impedimentos varios en el recorrido que no sean otros que los propios que permiten la convivencia entre peatones y vehículos, abandonando esa visión tercermundista que ofrece a cuantos abandonan la autovía de Castilla para llegarse hasta el centro de Salamanca. Pues, creo que me gustará, aunque no sé si, después de todo este tiempo, sabré acostumbrarme.