Universidad, ocho siglos y pico

La irrefrenable tendencia a mirarnos el ombligo, agravada en el caso de nuestros prebostes por fijarse en el dedo de quienes señalan hacia la Luna, ha extendido la creencia de que lo que acontece en la Universidad de Salamanca reviste interés universal. Y por desgracia ya no es así. Lo fue cuando la llamada Escuela de Salamanca marcaba las pautas éticas de las relaciones internacionales. Y los filósofos, teólogos y juristas docentes o formados en ella ponían los cimientos de lo que actualmente conocemos como Derechos Humanos. Y cuando aquí se pulía, reglaba y promovía la lengua castellana. Desde entonces la Universidad salmantina, cuyo origen, no lo olvidemos, está enraizado con la Pontificia, ha tenido altibajos, tumbos y remontadas hasta llegar a nuestros días con un estatus meramente digno dentro de un panorama saturado de universidades. Entre las universidades públicas españolas hay una decena que la superan en docencia, investigación y desarrollo tecnológico. En más de un ranking mundial, Salamanca no figura entre las trescientas universidades más importantes. De hecho, ninguna universidad española se encuentra entre las cien mejores del mundo.

Vayamos con el aniversario. Por poner un ejemplo equiparable en el tiempo, Cambridge cumplió su 800 aniversario hace cinco años, en 2009. Con la mano en el corazón, ¿se sabe de alguien que no pertenezca al núcleo duro universitario que se movilizara en Salamanca, lo celebrara de alguna forma o tuviera siquiera noticia de ese acontecimiento? Pues pónganse en el lugar del ciudadano medio de Gran Bretaña a propósito del octavo centenario salmantino.

Sólo en Occidente existen una decena de centros superiores en Italia, Francia e Inglaterra más antiguos que el de Salamanca. Eso, repito, occidentales y vigentes, sin tener en cuenta la Protouniversidad de Sumeria, Universidades chinas (la de Nanking supera los 2.300 años), Universidades árabes y la Universidad de Ohrid, en el Reino de Bulgaria, actual Macedonia.

Prueben a preguntar por nuestra Universidad al azar en la calle a cualquier paseante de Lyon, Ámsterdam, Cincinnati o Dakar. En su mayoría desconocerán no ya su historia académica, sino dónde está Salamanca. No; ni las reuniones interministeriales ni las intercostales van a cambiar el hecho de que fuera del ámbito educativo superior la marca Salamanca no tiene fuerza suficiente para justificar una celebración del rango de una "Feria Universal".

Pero sí cabe aprovechar la efeméride para realzar su valor y estimular el turismo. Entre las variadas actividades posible, yo propongo algunas ideas:

1. Movilizar a los antiguos alumnos. Comenzar a citarlos ya, invitarles a reservar para ese año un hueco destinado a regresar a Salamanca por unos días, a recordar viejos tiempos y disfrutar de lo lindo.

2. Movilizar a los antiguos profesores.

En ambos casos, para racionalizar el programa de actos y dosificar las visitas (atendiendo también a las necesidades y el beneficio de la hostelería), puede dedicarse cada mes del año a una rama académico-científica o grupo de carreras.

3. Movilizar a las universidades de América vinculadas a Salamanca.

4. Localizar instituciones, empresas, organizaciones y asociaciones de cualquier índole y actividad que en 2018 celebren alguna clase de aniversario e incitarlas a que lo hagan en Salamanca bajo la hospitalidad y el prestigio que para muchas de ellas sigue teniendo una Universidad histórica.

5. Organizar una exposición que muestre de forma sintética, sencilla y popularmente divulgativa lo que la Universidad salmantina ha aportado al mundo en los ámbitos científico, cultural y docente. El primer paso consiste en algo tan sencillo como canalizar a través de las webs universitarias una encuesta a plazo fijo sobre qué se considera imprescindible en esa exposición.

Son proyectos que se puede ir preparando ya sin necesidad de recurrir a la ignorancia de los políticos del gobierno ni de la oposición. Pico y pala. Las herramientas de gestión y promoción son hoy en día potentes y asequibles, y las dos universidades cuentan con excelentes informáticos y cibertécnicos. Internet, en particular las redes sociales, deberían empezar a sembrar el eslogan que se elija para unificar el aniversario, algo simple y fácil de memorizar como En 2018, a Salamanca.

Si nos tomamos el asunto con la cachaza y la politización acostumbradas, para cuando llegue esa fecha no dispondremos ni del eslogan. Lo digo porque hay ciertos antecedentes que desaconsejan el optimismo. A poco de venir a vivir aquí, surgió una campaña para promocionar la Semana Santa. Se solicitaban aportaciones económicas de los hosteleros, a los que se suponía principales beneficiarios, y la recaudación no llegó al equivalente a unos trescientos euros. Recuerdo también el bombo y la parafernalia de la "Feria Universal Ganadera" de 1992, que quedó reducida a un mercado un poco más grande de lo habitual, complementado con una exposición comercial que apenas se proyectó más allá de los límites del Duero.