Impunidad en el caso Bárcenas-PP en la que el reo es la excepción que confirma la regla), impunidad en el caso Gürtel, en los ERES de Andalucía, en las sentencias de El Corte Inglés y Vialia, en los múltiples casos de corrupción urbanística, tanto salmantina como nacional, en el caso Urdangarín y el de su esposa, que no sabe y casi ni contesta y ahora en el caso Granados que se ha ido para casa, buscando impunidad. Aguirre, que se las sabe todas, se cura en salud, rodeada de casos de corrupción por todas partes, menos por una: ella misma (como si fuera una península más que ibérica), Esperanza se salva de momento: no sabía nada y si es así (ha dimitido Granados de casi todos sus puestos políticos) le honra, ha dicho la incorruptible.
Es sonrojante escuchar declaraciones de todos estos tipejos y tipejas cuando aún no sabíamos nada de sus correrías y contrastarlas con lo que dicen ahora, pero es más que indignante oír a todos los que les han defendido, auspiciado y hasta justificado. Ver cómo, cuando están encausados, les dan la espalda como si no los hubieran conocido, como si fueran de quitan y pon y aquí no pasa nada porque? de impunidad, nadie me da lecciones, piensan los que van quedando, que ya son tan pocos que sobran dedos de las manos para contarlos.
La capacidad de aguante del pueblo español sólo se puede entender desde varios supuestos:
-Incredulidad, no es probable que la fe en el gobernante nuevo continúe después de tantos casos.
-Sorpresa, hace ya mucho tiempo que dejó de serlo, por tanto tampoco es un factor.
-Dejadez, eso supone que somos vagos, políticamente hablando, a no ser que estemos pensando que si removemos lleguemos otra vez al 36, entonces estaríamos hablando de?
-Miedo, algo que de ser cierto, no tiene remedio.
-Complicidad, este supuesto puede ser bastante cierto, es más, estoy casi seguro que vivo en un país donde el que no corre vuela y siendo así?
-el Perdón a los delincuentes de guante blanco, que es consustancial con la marca España.
Pero con ser todo esto tremendamente importante para el devenir de la sociedad española, lo que más me revela es otra impunidad, o mejor, la búsqueda torticera, despiadada y criminal de explicaciones para lograrla en las múltiples y contradictorias declaraciones sin escrúpulos del delegado del gobierno en Ceuta, del director de la Guardia Civil, del ministro del Interior, de la vicepresidenta del gobierno y del propio presidente Mariano Rajoy, referentes a las órdenes que hicieron que 15 subsaharianos que buscaban simplemente mejorar en su vida, encontraran súbitamente la muerte cuando se acercaban a la tierra prometida.
Es absolutamente repugnante escuchar a sus señorías en el Senado enzarzarse en la dialéctica del? ¡Y TÚ MÁS! sobrevolando cadáveres de personas, como si el lucimiento oral nos llevara a esclarecer quién dio las órdenes de disparar. ¿Qué hubieran pensado si la frontera hubiera sido la francesa y los tiroteados españoles? ¿y si los ahogados hubieran sido cubanos huyendo de Castro al salir de Cuba con dirección a Miami? Está claro que hay muertos (asesinados) de muchas clases y categorías. ¿Dónde están las asociaciones pro vida, la Iglesia y todos los que se dicen cristianos y católicos? Las emisoras de radio y TV así como los periódicos, tanto de papel como digitales, que están en manos de la derecha más conservadora y católica del país así como al gobierno, no les preocupan los deseos de las personas que vienen de África, lo único que les interesa es contraatacar con la bandera española por delante: "la Guardia Civil no puede ser atacada de esa forma", "a ver si ahora lo que hay que poner en la frontera son azafatas" o "el PSOE también hizo algo parecido en el 2005 con el resultado de cinco muertos". Así no se justifican las muertes de seres indefensos, más bien al contrario, deja a las claras que es el poder, sea quien sea el que lo ejerce, el que se comporta de la misma manera, incluso cambiando las leyes para poder entrar en ellas, como va a pasar con la ley de extranjería, para poder devolver inmediatamente y sin derechos a los seres humanos que lo único que buscan es mejorar su vida, como lo hicieron cientos de miles de españoles en los años cincuenta y sesenta marchándose a Europa, muchas veces ilegalmente, y sé de qué hablo.
Escuchar en los bares ¡negros de mierda, moros piojosos, volved a vuestro país! a gentes que se les ve que son trabajadores y poco cultos, cuando salen imágenes del tiroteo de Ceuta en la TV, da simplemente miedo ¿por qué? pues simplemente porque ha calado en ellos el terror y el miedo que les ha llevado por el camino del golpismo hacia otro 23-F. Lo que está pasando, en mi opinión, si no lo remediamos pronto, es que estamos asistiendo a un callado, pero sistemático y auténtico golpe del estado a la verdadera democracia, cuyo ingrediente primordial es la impunidad en todos los órdenes de la vida ciudadana, y eso es lo peor que nos podía pasar.
