Con los pies en el cubo tirando del asa…

Hasta cuándo seguiremos con la misma táctica, creyendo que levantaremos el vuelo? La política y la vida social, en general, están como el tiempo: en plena ciclogénesis explosiva. Pero no volamos con el sombrero que nos llevó el viento. Estamos encallados en el fango, que es la gran aportación diaria de nuestros dirigentes.

Resulta repulsivo enterarte cada día de los "navajazos" entre políticos, ávidos de poder, al que ansían acceder no por ser mejores, sino por la vía del descrédito al contrario. Dedicados a estos menesteres, siguen dejando de lado los verdaderos problemas de la gente. ¡Qué poco les importamos!

El terrible problema del paro, que no cesa, ha puesto en evidencia la falta de soluciones y ganas por parte de quienes nos utilizan una vez cada cuatro años y después se olvidan de nosotros y de lo que nos prometieron.

La reforma laboral ha servido, fundamentalmente, para favorecer despidos, no para facilitar nuevas contrataciones. Y a los que tienen que recuperar la actividad económica y contratar no se les ayuda, se les hunde más. El dinero para los bancos y para el latrocinio de las Cajas, que son los máximos responsables de esta debacle. Y dan beneficios, tócate los pies o lo que quieras. El ciudadano/consumidor/consumido acribillado a impuestos y el consumo por los suelos. No hay para tanto. Y se crea un círculo vicioso, un sinfín del que no nos sacan, porque son unos ineptos, porque les importamos una mierda, porque están a lo suyo.

Aparecen opciones nuevas y se revuelven contra ellas con verdadera inquina, aunque procedan de su misma "familia" y los desacreditan y vaticinan horrores. A los que están ya les conocemos y sabemos de sus fechorías y falta de decencia. Los que haya decentes entre ellos están tardando mucho en desmarcarse o, por lo menos, hacer alguna manifestación en contra. Por eso irán todos al mismo destino: al olvido. Y esto va por todos: por los que están y por los que han estado, que han dejado unos lastres y un "estado de bienestar", cada vez que han gobernado, como el que estamos disfrutando ahora. ¡Desapareced todos! Marcharos a disfrutar de esa pensión que os habéis concedido, porque todos somos iguales. ¡Baldón de cobardes!

Preparémonos para darles una sorpresa a la primera que se nos presente, que falta poco. Que sigan ellos con los pies en el cubo y tiren del asa, a ver si vuelan.