Vamos de excursión

Parece que fue ayer cuando los disparos, imagino que entre bandas rivales, obligaban a los vecinos de Buenos Aires a desaparecer puertas adentro, cada cual en su casa y, sin embargo, ha dado tiempo a que esto se repitiera, en el mismo barrio y en el de Pizarrales. No creo que fuera cosa de la gente de Amancio, ocupados en otros menesteres mucho más mediáticos, sabiéndose protagonistas de reportajes televisivos que, al tiempo que nos dejaban saber de ello, hacían que el nombre de Salamanca resonase, retumbase diría yo, en multitud de salones y cuartos de estar repartidos a lo largo y ancho de nuestro solar patrio.

Al tiempo, y no creo que movidos por esta movida, lo más granado del PP local se subió al autocar que venía de la provincia y, todos a una (me los imagino con la alegría de escolares camino de un parque de atracciones entre cánticos corales y con hormigas recorriéndoles el cuerpo), allá que se nos fueron a la "capital" a regalarse los oídos y regalárselos al tiempo a aquellos otros que, venidos de más allá, con la disculpa de poner en común ideas y estrategias que todos damos por supuesto que ya deberían ser comunes de antemano, también fletaron sus propios autocares para el evento. Porque un "finde" como este, de trabajo entre compañeros, de puestas en común y de reencuentro con viejos amigos, no se lo podían perder aunque se estuviera cayendo la catedral. Claro que, si resistió en terremoto de Lisboa, mala casualidad sería que ocurriera precisamente ahora.

Se han contado que "ahora vamos en la buena dirección", entendiendo por tal el camino seguido o a seguir, que no el que ahora tengamos buenos directores y mucho menos que los directores de antes fueran malos, aunque sí estuvieran en camino errado. Hago un inciso, ahora que hablo de directores, para hacer pública mi enhorabuena a Jesús Laborda, hasta ahora director del Lucía de Medrano y a partir de ahora nuevo, por recién nombrado, director provincial de educación. Confío en que mantenga ese talante afable que emplea para con todos sus interlocutores (al menos conmigo siempre lo usó). Lo siento por los chicos del Lucía, que pierden un magnífico profesor (?cuesta usar el masculino genérico cuando en mente siempre tendré a este, al Lucía, por "el femenino", en clara contraposición con el Fray Luis, "el masculino" de mis andanzas estudiantiles?).

Decía que se nos fueron a Valladolid sin importarles perderse la carrera de ASCOL en homenaje-recuerdo a Pablo Martín en las pistas de Salas Bajas o la de San Juan Bosco por las calles del barrio. Y eso que eran "populares", como ellos.

Allá que se fueron a comprar los boletos para la lotería de las elecciones europeas (que es mejor decidir entre todos quién será el Cañete que encabece las listas), mientras disimulaban pidiendo más oportunidades para nuestros pueblos, ese "mundo rural" eufemístico al que se recurre ocasionalmente, o nos engatusaban con inminentes descensos impositivos. Se marcharon a un retiro voluntario, a aislarse del mundo exterior, perdiéndose las victorias de Avenida y del "Guiju", lo mejor de nuestro deporte, aunque seguro que sacaron un rato, que ya estaría previsto en la agenda del evento, para ver cómo el Madrid no podía sino empatar con el Athletic Club, sopapo de Cristiano incluido.

No importaron vendavales ni nevadas. Que no se enviaron esas naves a luchar con los elementos. Había que estar allí y dejarse ver, aunque la mayoría de ellos fuesen casi invisibles, que lo de de CEISS y Unicaja ya es cosa hecha y lo de la gripe A no está en sus manos remediarlo.

Ya a la vuelta, los imagino derrotados (por lo del cansancio), cabeceando somnolientos en sus butacas del bus aunque con la sonrisa aún imborrada de sus caras, satisfechos como si regresaran de una excursión a La Covatilla, en la penumbra de esas medias luces de pasillo, mascando sus recuerdos. Que a falta de Jose-Mari buenos son la Barberá, el Arenas, la Cospedal o el mismísimo Rajoy. Mañana mismo a revelar las fotos (¡Seré antiguo!).