Qué crecemos

En las próximas semanas voy a glosar un estudio titulado "Una sociedad delpost-crecimiento para el siglo XXI. Debe esperar la prosperidad a la vuelta delcrecimiento económico?" [http://bit.ly/1n2uc6e]. El hecho es que, en el momento actual, nadie, ningún líder político, sabe hacia dónde nos dirigimos. Y no me refiero exclusivamente a los de aquí, que ni son líderes y, además, no dejan de ser meros comparsas en el escenario globalizado, sino a los líderes de todo el planeta. El enfoque verde mundial, Green New Deal, deja de lado el crecimiento económico, adoptando nuevos paradigmas que nos conduzcan hacia un nuevo tipo de desarrollo.

¿Qué se entiende por crecimiento económico? Pues es la variación anual de lo que una economía produce, es decir, de todos los productos y servicios comprados y vendidos en un territorio delimitado, medido en términos de Producto Interior Bruto (PIB). La definición "tradicional", como vemos, deja de lado aspectos no monetarios de la sociedad como pueden ser el nivel de educación, de sanidad, el nivel medioambiental y, sobre todo, los niveles de igualdad social.

Una vez aclarado qué se entiende por crecimiento, recordemos que los políticos de toda Europa, tanto de derechas como de izquierdas, han estado obsesionados con el crecimiento del PIB como esencial para la prosperidad social. Hay que liberarse de la obsesión por el crecimiento en sí y centrarse en qué es lo que la sociedad quiere conseguir.

Obviamos desde hace demasiado tiempo que las actuales políticas económicas se centran en recuperar un crecimiento industrial parecido al de la posguerra, si no se conforman con crecimientos del 2%, cuando se supere la crisis. En todo caso, el crecimiento, si es que llega a producirse, va a ser mínimo, por lo que el reto es aceptar la nueva situación y, dentro de esta, establecer nuevas vías para aumentar la prosperidad y el bienestar social. Es establecer las bases de la sociedad del post-crecimiento.

Volviendo, grosso modo, la vista hacia atrás, los mayores crecimientos se produjeron en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, gracias, entre otros factores, a las innovaciones tecnológicas y organizativas, lo que trajo un aumento del bienestar de la mayoría de la población. Esta tendencia se paralizó en los 70 cuando las mejoras en la productividad decayeron, porque eran esas mejoras productivas las que mantenían el crecimiento. Las propias guerras contribuyeron al proceso de crecimiento económico ya todo lo destruido tuvo que ser puesto nuevamente en pie.

A partir de los años 80, con el paso de la economía industrial a la de servicios, hay una fuerte caída de la productividad, pues ya están todos los sectores ampliamente tecnificados y reorganizados, lo que deja poco sitio al aumento de la productividad. Ejemplos claros los encontramos en Francia y Alemania, donde la participación del sector industrial en el PIB descendió del 20 al 13% y del 31 al 24%, respectivamente. Por todo ello, no debemos perder de vista que el crecimiento del último medio siglo es excepcional, algo fuera de lo común, por lo que la sociedad europea debe asimilar que los crecimientos, de producirse, serán mínimos? y no olvidemos que el mensajero no tiene la culpa.