Sólo escuchar esa palabra me asedia en la mente la realidad de leyes injustas e incoherentes al servicio de la manipulación social. No puede ser que a personas, que provienen de países donde los derechos humanos brillan por su ausencia y nuestro gobierno comercia con armas y es cómplice de la permanencia en el poder de corruptos tiranos, se les diga que tienen que estar tres años en España, sin trabajo, sin médico y si le dan el arraigo pueden aspirar a un contrato, esto y el mercado de esclavos se diferencia poco.
Por otro lado en este tema debemos evitar circos mediáticos que refuerzan conductas xenófobas al enfatizar problemas sociales identificados con razas o nacionalidades extranjeras. Ante tragedias humanas de personas vencidas por la adversidad no se puede frivolizar desde una mesa de redacción conduciendo la opinión pública hacia una caza de brujas como ha pasado en Salamanca recientemente.
Mi experiencia con los inmigrantes es de una riqueza inmensa, la interculturalidad, la diversidad y la valentía de quien se juega la vida por los suyos en busca de un sueño, despierta la vida dormida de quiénes nos hemos hecho inmunes a las miserias ajenas que nos muestran por televisión o que nos encontramos por la calle. Creo en el mestizaje y cuido que mis hijas abran la mente conociendo y sintiendo.
Los inmigrantes son muy importantes para nuestra seguridad social, pagan impuestos y rejuvenecen una población envejecida. ¿Tememos una competencia leal en el trabajo o a las mafias que se aprovechan de las urgencias? ¿Seguimos pensando que los Reyes Católicos y la Inquisición fueron inteligentes expulsando a los judíos y a los musulmanes? ¿Somos simpatizantes de la filosofía nazi de la raza aria?
¿Qué está pasando con el pensamiento de nuestros jóvenes y la opinión pública en general? La injusticia social, la exclusión y la falta de oportunidades es lo que genera inseguridad ciudadana.¿Qué sentido tiene que España ratificara la Convención de los Derechos Humanos (1995), la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (1968) o la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (1987), si se autoriza la valla de Melilla?
¿Qué queremos para nuestros niños?, que desprecien a otros niños por el color de la piel, que sean insensibles, que se sientan superiores, que sean egoístas, que sean superficiales y que no valoren sus privilegios. O por el contrario queremos educarlos en compartir, en ser responsables y ganar las cosas con esfuerzo desde la igualdad de oportunidades, ser solidarios y tener vocación de ayuda. ¿Cómo serán más felices?
¿Quiénes son los débiles, los hijos de la pobreza o los hijos del derroche y la mala administración? Nuestros hijos aprenden por ósmosis, luchemos también por los niños emigrantes y conseguiremos que los nuestros sean mejores.