Esa noche Antoñito no pudo pegar ojo. Era la primera vez que iba al circo y la mezcla entre emoción y ensoñación le llevaron a la vigilia.
Parecía mentira que aquella ciudad, tan luminosa y versada en otra época, se hubiera convertido en una especie de leche cortada de color amarillo pajizo. El tiempo y el clima la fueron convirtiendo en un grumo mal oliente con sabor entre ácido y amargo. Pero aquel día llegaba a la ciudad el "Circo Tragaderas". Quizás alguien en la planificación de la tournée se confundiera o quizás no fuera así. El caso es que había alborotado la mente colectiva de aquellos habitantes cada vez más aburridos y con cierta tendencia a transformarse en zombis.
La entrada de claridad en la habitación de Antoñito, lo transformó en rayo. De voz en grito dijo: Despertaros!! Faltaban todavía unas horas pero él ya se imaginaba a ese elefante enorme, ese valiente domador, esos payasos tan divertidos,?
Manuel (su padre), había perdido el trabajo hace tiempo y con dificultad llegaban a fin de mes, pero era curioso como el dinero, para ciertas cosas, de repente aparecía en cajas que Manoli (su mujer), cuidaba con gran esmero. "No le puedo quitar el capricho al niño", decía el día anterior a una vecina en el rellano del portal, "claro, que dirán los padres de los otros,?" replicaba la sesuda vecina.
Aquel día se amontonaba la gente disfrazados de una gran serpiente humana que con dificultad zigzagueaba hacia la desembocadura en el interior de la carpa. En la tensa espera hablaban del éxito que había cosechado el circo en las ciudades por las que pasaba.
De repente Antoñito se convirtió en ojos de plato y orejas de duende. "Bienvenidos al mayor espectáculo del mundo", gritó ese hombre llamado Melquiades que vestía un bigote tan raro que disimulaba su labio superior. Y fue el golpe seco de la fusta el que dio paso a una familia real que daba vueltas concéntricas alrededor del escenario haciendo burla y caras mientras los espectadores, se retorcían de la risa y le arrojaban más y más dinero. "Que graciosos son verdad Antoñito??", decía su madre. Mientras tanto y metidos en la grada, unos hombres con camisa y tirantes saqueaban los bolsillos de los espectadores, sin estos darse cuenta. "Y venidos de Suizaaaa: los prestidigitadores de lo ajenooo!!", (Aplausos enfervorizados). A ello le siguieron unas ratas con maletín vestidas de Mickey Mouse, "que bonitas", dijo el padre. "Cuervos saca ojos" procedentes del nuevo continente, enseñando todo el botín apresado en otras ciudades, "Monos llegados de Andalucía", que subidos en lianas les usurpaban la comida a las familias, "ohhh vaya espectáculo", "Saltimbanquis de Cataluña con el cuerpo disgregado", "como puede ser??" se preguntaba el público, la famosa saga de payasos Peperonni escenificando la muerte de paro (cardiaco) ante la ausencia de comida y salud, risas y más risas del respetable. (Replique de tambores, rummmm,?) "El funambulista de la muerteeeee", cayó. Ohhh. "Dejarlo!!", dijo la Botella de Melquiades, era honrado, al fin y al cabo, no nos valía. El miedo pasó al asombro, el asombro a la risa y la risa al esperpento,?
De camino a casa fueron más rápidos. Era normal, tenían los bolsillos sin peso y la cabeza vacía. De repente Antoñito dijo: "Papa ? Mama, no me ha gustado". "Calla hijo, eres demasiado joven para entenderlo, pero un día, antes o después, lo harás. Ahora come el resto de bocadillo que nos han dejado y mastica que entrará más fácil,?"
"Un buen día llegaron al pueblo unas caravanas de gitanos ofreciendo todos los productos nuevos y con cualidades mágicas a la gente,?" (Cien Años de Soledad)