Igual que yo

No falla. Tienes una embarazada en casa y, de repente, todo son embarazadas a tu alrededor. Y no sólo familiares, amigos y conocidos. Es que sales a la calle y sólo ves mujeres embarazadas. Es matemático. Te compras un coche y, desde ese instante, sólo ves circulando coches como el tuyo. Misterio. Otros dicen que es un fenómeno que atiende a leyes psicológicas de la percepción. Pues vale. Lo cierto es que el otro día, así, sin más ni más, me levanto con un lado de la jeta hinchado como un balón de reglamento. Hasta ahí nada preocupante, yo siempre he sido un tío con mucha cara. Lo malo es que me dolía de modo preocupante. Pues bien, voy al médico y me suelta que tengo inflamada la parótida. ¿La qué? No tenía ni la más remota idea de que una parte de mi cuerpo tenía ese nombre. Resulta que es una glándula salival que, por cuestiones ignotas y sin venganza aparente, genera unas piedrecitas que me habían atascado la tubería por la que entraba la saliva a la boca. Total, que descubro en mi anatomía un elemento nuevo y que puedo convertirme en una mina con tanta piedra.

Y no falla. Es que es matemático. Fue contarle a los más cercanos el rollo este de la parótida y, de repente, todo el mundo conocía alguien a quien le había pasado lo mismo. La madre de un amigo, el hermano de una compañera, el entrenador de un equipo de fútbol? hasta el técnico que me hizo el TAC había sufrido lo mismo que yo. Misterio. O ley psicológica. Lo que sea.

El caso es que uno, que se cree más especial que el resto de los especiales, apenas si pudo dárselas de conocer el nombre de una de las glándulas salivales, y menos aún de tener el conducto de la saliva taponado por las piedras que genera su cuerpo.

El de maxilofacial me ha dicho que hay que esperar a ver la tomografía axial computarizada (joder con el TAC. Joder con el contraste) para saber si esperamos a que la piedra se vaya -con tratamiento-, o si la pueden empujar ?manipulación glandular-, o si la destruyen con láser ?litotricia-.

Como dice mi compañero y amigo cañaílla de la tele: "Santi, es que a ti la boca te pierde". Pues eso.