Intereses, intereses y de postre… intereses

Hace ya un tiempo, en mi pueblo, gobernaba, dirigía, o proponía (elijan la palabra más conveniente) un señor que había pasado por todos las formaciones políticas.

Cuando le preguntabas al ínclito personaje, con cuál de ellas se sentía más identificado, siempre tenía preparada la misma respuesta "aquella que me deje seguir mejorando el pueblo y a sus vecinos".

Hoy, ya han pasado muchos años, y se han ido turnando diferentes razones y sin razones, ideologías y " antiideologías" y el pueblo se estancó, los vecinos se fueron y se tiró por la borda todo lo anterior.

Entramos dentro de una esclavitud ideológica, marcada por unos intereses muy superiores, a los que desde un núcleo pequeño podemos llegar.

Nos centramos en las directrices marcadas por nuestros líderes (casi espirituales ) y dejamos de pensar. Y ¡ojo! si piensas puedes terminar en la cola y no de la fila, sino del Inem . Si piensas y eres electo no puedes hacerlo diferente a lo marcado por el gran líder espiritual, y si no que se lo digan a los tres electos del PSC.

Y siguiendo con el tan manido tema de la consulta independentista, ahora, en casi todos los ámbitos de la vida, buscamos una independencia para crear un centralismo. Nos independizamos de nuestros padres (pero sin forzar ¡eh!, que nos sigan dando de comer, que cuiden de los nietos, que me ayuden con la hipoteca?) o sea cosas sin importancia para el devenir de nuestros intereses y nos centrarnos en nuestros estado personal, olvidándonos todo lo que nos hizo llegar hasta este estado y de quien hizo que pudiéramos llegar. Y dependiendo de nuestras necesidades aprovechamos una dirección de viento u otra depende si queremos más a papá o mamá sean estos " políticos " o simplemente suegros.

Si nos gusta el fútbol u otro deporte de conjunto también nos "independizamos" con nuestro equipo, discutimos por defender lo indefendible, provocado por unos trabajadores que en su día están "centralizados" con su selección consiguiendo sus objetivos, a la postre comunes.

Nos pasamos la vida independizándonos, para luego centralizarnos o desestabilizarnos y con ello hacer tambalear a los demás, pero conseguir algo grande, ¡INCORDIAR!

Nos excluimos o incluimos tantas veces a lo largo de nuestra estancia en esta vida, depende de tantas cosa, inercias y sinergías que nos acompañan, que como nos parece poco nos buscamos un "guía espiritual" para tener más dolores de cabeza, para hacernos partícipes de su devenir y con el nuestro "no volver".

Y cuando miramos atrás, porque los años ya nos dejan volver la cabeza o simplemente nos importa un carajo las roderas por las que hemos circulado, vemos una y otra vez que nuestro icono se subía al tren que en cada momento le interesaba, y si no miremos a Burgos y a los manifiestos preelecciones. Por lo visto a todos les gustaba el dichoso bulevard, ese mismo que ahora unos critican y otros defenestran, la única realidad es que dependiendo en qué acera se encuentren les gusta un árbol u otro, un escaparate u otro, pero evidentemente sin forzar, como el hijo "independiente" pagando los padres o digamos ciudadanos.