Gripe, una visita invernal

La gripe es un proceso agudo causado por la infección del virus influenza virusque puede ser de tipo A o B, que se presenta todos los años y se transmite de persona a persona, por contacto directo a través de gotitas o aerosoles y mediante las manos. Habitualmente tiene un curso benigno y autolimitado, sólo en ocasiones produce cuadros graves de forma directa (neumonía) o indirecta (neumonía bacteriana secundaria y complicaciones cardiopulmonares que requieren hospitalización, más frecuente en el tipo A como ocurre actualmente.

Estos virus y sus variantes nos visitan cada invierno y por este motivo se habla de Gripe estacional, aumentando significativamente el número de casos entre octubre y diciembre y afectando a un 20% de niños y a un 5% de adultos. El primer indicador poblacional de actividad gripal es el incremento de niños afectados por infección respiratoria febril que suelen ser los transmisores y, en consecuencia, a continuación aumenta la tasa de afectados de adultos. Las muertes por complicaciones suelen ser el fenómeno tardío en este contexto epidémico. generalmente pacientes con enfermedades crónicas y pluripatológicos.

Su comienzo es brusco, y tras un periodo de uno o dos días de sentirse incomodo, aparecen los síntomas generales que incluyen: fiebre, escalofríos y ocasionalmente tiritona, dolor de cabeza, dolores musculares y articulares, malestar general, pérdida de apetito y astenia. Habitualmente las cefaleas y los dolores musculares son los más llamativos. También existe rinorrea y tos seca a veces desde el principio; pero no constituyen lo más importante ni llamativo (diferencia con el catarro). El proceso suele durar entre 7 y 10 días, aunque el malestar general, la tos y la astenia duran más que los demás síntomas principales. El tratamiento debe ser sintomático e incluye reposo, ingesta de líquidos, antipiréticos y analgésicos. En la gripe no complicada no deben utilizarse antibióticos por no ser eficaces y, además, por modificar la flora del tracto respiratorio superior provocando sobreinfecciones. En niños no se debe utilizar ácido acetilsalicílico (aspirina) porque se ha observado que en la infección por virus de la gripe B puede provocar una encefalopatía hepática (Síndrome de Reye) que tiene una alta mortalidad.

La principal medida preventiva para disminuir la incidencia de Gripe y evitar sus complicaciones es la vacunación antigripal. Se recomienda su prescripción e inoculación todos los otoños, empezando en el mes de octubre de cada año antes de que se produzca la onda epidémica. Es una vacuna que cambia su composición antigénica en función de los serotipos antigénicos detectados por los sistemas de vigilancia de la OMS. Se trata de una vacuna segura y efectiva que protege frente a las cepas incluidas en su composición. Generalmente, sólo causa efectos adversos locales y febrícula en las primeras 24 horas. Todos estos signos y síntomas locales ceden con paracetamol y la vacuna sólo está contraindicada en pacientes que alérgicos a los huevos debido a que la vacuna puede contener restos de las proteínas del huevo al inocularse en embriones de pollo.

La principal medida de Salud Pública, la más efectiva y eficiente para controlar la Gripe y evitar sus consecuencias en la población adulta es la vacunación antigripal anual de los grupos de mayor riesgo (Embarazadas, mayores de 65 años, enfermos crónicos, personas institucionalizadas y convivientes con personas con alto riesgo de complicaciones). Así se disminuye la frecuencia de esta enfermedad, las urgencias y hospitalizaciones y las muertes. Todavía es tiempo de vacunarse ante esta onda epidémica que estará entre nosotros unas semanas. Se trata de un pinchazo que molesta menos que un mosquito estival.

En consecuencia, no recomendar la vacunación y/o no vacunarse perteneciendo a los grupos de riesgo o siendo profesionales que cuidan a personas institucionalizadas de estos grupos, entra dentro de las incoherencias, irresponsabilidades y falta de ética profesional a las que cada vez estamos más acostumbrados y que se resuelven con la utilización de la sustancia gris cerebral y/o con la ingesta de varios comprimidos saludables de sentido común.

¡Lástima! que sigamos sin integrar de manera efectiva la Medicina del Siglo XXI, la Medicina Preventiva. ¿Por qué? Porque más vale estar sano que enfermo, hospitalizado o muerto.