Mierda, con perdón

Casi todas las mañanas soy testigo de algo que desde hace años no deja de sorprenderme. Los trabajadores, casi siempre mujeres, que limpian los bares de copas tienen un trabajo duro y de no poco esfuerzo; somos un país experto en manchar con toda clase de desperdicios el piso de los bares: chicles, trozos de pinchos, gambas chupadas, palillos pegajosos, charquitos de vino, pequeños regueros de cerveza, gotas de licor, colillas, pan, papeles de todo tamaño, textura y condición, etc., etc., etc?

Toda esta suciedad acumulada, pisada, arrastrada, empastada y bien mezclada se recoge en bolsas de basura; queda la última costra adherida y los desperdicios que todavía se resisten y quedan pegados al piso. El trabajador moja y remoja, raspa, friega? y lo que resulta lo recoge con la fregona, sale a la puerta y echa el contenido ?sucio, negro y medio espeso- en la calle; en plena calle. Si la calle es llana hay más problema y quizás hay que llegar con el cubo hasta unos metros más adelante o, como debiera ser siempre, hasta la alcantarilla más cercana, pero si la calle o plazuela es inclinada, el problema desaparece porque el agua espesa y negra corre y va dejando un reguero hasta que cesa y se detiene. No hay problema, la calle es de todos.

Los que pasan, aunque sean guardias urbanos o responsables municipales, pisan, se llevan la suciedad, la enriquecen con diferentes texturas de mierda en distintas zonas de las calles de bares y la basura se va repartiendo suavemente con especial diversidad y alto resultado. Tiene suerte la zona que es regada con violencia de manguera por los empleados municipales, porque si no es así no poca suciedad volverá de nuevo a ser incorporada por los clientes a los nuevos desperdicios que se generen por la noche. Y vuelta a empezar.

Y todo esto me recuerda ese vicio de no poca gente de esparcir mierda, en pequeña escala a golpe de comentarios y mala uva o a gran escala, como se ve y se padece cada día en tertulias de insulto y grosería o entre partidos que, sin voluntad alguna de limpiar la propia casa, dan al ventilador con el "y tú más" y nos ponen perdida de mierda la calle política. No hay problema, la calle es de todos.