La vitalidad cultural que (aparentemente) parece deducirse de la cantidad de actos públicos que diariamente se celebran en las ciudades de provincia ?especialmente en las más conservadoras, levíticas e inmovilistas, como ésta, aunque no sólo- diríase que contradijese la antigua queja sobre la paralización cultural que pudre intelectualmente estos lugares desde hace décadas. Pero no. La molicie y la incompetencia perviven. La falta de talento y de imaginación crecen. El inmovilismo se hace aún más evidente cuando los (pocos) espacios supuestamente culturales o seudoculturales, se ocupan con actividades que revelan una absoluta falta de imaginación, talento o innovación, además de remachar el autobombo o el peloteo con los que suelen venir acompañadas, baboseo que en las redes sociales se hace literalmente vomitivo. Teatros dedicados a actividades impropias, auditorios ideológicos que se hacen pasar por ciudadanos, tributos y homenajes que no son más que burdos intentos de apropiarse de talentos ajenos, copias, miradas de ombligo en público, plagios descarados, efemérides como coartada para el propio lucimiento (?), insoportables repeticiones, cursos y cursitos sobre mil y una inutilidades, rememoraciones de escalofriante vulgaridad, ejercicios y ensayos de cualquier estupidez ocupan diariamente salones, patios, auditorios y escenarios a mayor gloria de egos desatados, clubes de fans y devotos del más rancio provincianismo, eso sí, adornados con floripondios de supuesta modernidad que ya a nadie engañan.
La cantidad no implica, y menos por atragantamiento, parte alguna de calidad. El afán por evitar que se note la escasez de recursos para articular una programación sociocultural (pública o privada) de alguna altura, ha desembocado en la acumulación, el amontonamiento y una suerte de "todo vale" que, llenando de actos y eventos de cualquier cosa, nivel o interés todos los escenarios, sin filtro de decencia artística o siquiera sentido, quiere simular (y lo hace muy mal) una actividad cultural que, salvando escasísimas excepciones, es sólo un vulgar amontonamiento de naderías para amiguetes, promoción de intereses y narcisismos de pijos y de hijos de papá. Y para hablar de ediciones de libros a cualquier recomendado, folletos a todo color de la última parida del sobrino, exposiciones de vergüenza propia y ajena, encuentros culturales de mucho comer y más beber, presentaciones como bodas con padrino y todo y otras levitas de que tirar, que nunca faltan, quedamos otro día.
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