Damián Castaño corta una oreja en el primer festejo de Ferias en Vitigudino

El toreo salmantino Damián Castaño cortó una oreja este domingo en Vitigudino en el festival sin picadores organizado por la Asociación de Hotelería de esta localidad, primer festejo de las Ferias y Fiestas en honor a la Virgen del Socorro y en el que se lidiaron tres novillos de Hermanos Asensio, de desigual presentación, justos de fuerzas y que mansearon en los distintos tercios.

El cartel estaba formado por los matadores Andrés Revuelta y Damián Castaño, además del novillero Francisco Colmenero. El madrileño abrió plaza con un novillo sin fijeza y que ya desde los primeros compases de la lidia evidenció querencia a colarse por el pitón derecho, acortando la embestida también en banderillas, algo que parece no vio el torero.

Se empeñó en torearlo con la mano derecha, e incluso le sacó una tanda de derechazos llevándolo muy toreado, después de sufrir un desarme, aunque finalmente acabaría con una semivoltereta sin consecuencias. Cuando quiso coger la muleta con la izquierda el novillo se había quedado sin gas. Mató de una estocada ligeramente caída. Silencio para el matador y, sorprendentemente, algunos aplausos en el arrastre.

Damián Castaño llegaba con ganas. Tuvo en suerte el novillo mejor hecho de la tarde, pero fue el torero el que tuvo que ponerlo todo. Toreó bien con el capote, aunque sin alardes, y brindó la muerte del animal a Willy Huertos, mozo de espadas de su hermano Javier, y que el público vitigudinense agradeció con una fuerte ovación.

El novillo evidenció desde el principio falta de fijeza y siempre buscando la salida en la plaza. Tras la primera tanda de derechazos lo que habían sido unos 'síntomas', se concretaron. El de Hermanos Asensio se refugió en las tablas y allí fue donde el salmantino lo toreo, un terreno complicado pero que fue posible gracias a la nobleza del animal, que en ningún momento busco otra cosa que la muleta. Damián toreó con valor, muy cerca de los pitones, en el único terreno que el novillo embestía, y allí logró la conexión con el público, especialmente tras ponerse de rodillas ante un adversario muy justo de fuerza. Tras un pinchazo, al novillo no le hizo falta más para doblar que un pinchazo hondo. El público pidió la oreja y el presidente, Antolín Alonso, la concedió, pero Damián no la paseó.

El tercero de la tarde era para el novillero, alumno de la Escuela de Tauromaquia de Salamanca, Francisco Colmenero, que tuvo ante sí un novillo con un comportamiento muy similar al anterior. Falto de fijeza, y manso en líneas generales, siempre en busca de las tablas, aunque noble.

A Colmenero se le vio con ganas, estuvo valiente y solo la espada le privó del triunfo. En el tercio de muleta el torero se vio obligado a seguir al animal después de salir de la muleta, y el que la sigue la consigue. Finalmente hizo lo que su compañero de terna, torear en las tablas, único terreno en el que el novillo se prestaba al engaño. Pundonor, valor y muchas ganas, y eso lo agradeció el público, que vio las escasas condiciones del animal para hacer algo importante. Tras un pinchazo y un error al entrar a matar, a la tercera fue la vencida, un estacada algo delantera catapultó al desolladero al último de la tarde en la parte seria del festejo.

En definitiva, tarde festiva para un festejo que se presentaba con la novedad o el atractivo de la actuación del grupo de flamenco Salamenco, que interpretó varias canciones antes de la lidia para el baile de un grupo de sevillanas y durante el desarrollo de la lidia.