El Cristo de la Vela y el silencio guiarán el camino desde el barrio de Pizarrales
La Hermandad del Silencio es la expresión del sentimiento cofrade del barrio pizarraleño, orgulloso de su imagen titular que procesiona junto a Nuestra Señora del Silencio
La solidaridad y el arraigo con el barrio de Pizarrales guían los pasos de la Hermandad del Silencio, porque como bien señala el Hermano Mayor, Agustín Martín, "caminamos por objetivos más importantes" como "el vivir día a día la Hermandad en la que trabajamos durante todo el año" y "ayudar a los demás", implicándose de manera activa en la vida del barrio y estrechando lazos con las asociaciones para atender las necesidades de sus vecinos.
La Hermandad del Silencio, fundada en 1985 y que reúne a 480 cofrades, es la hermandad de un barrio, Pizarrales, y de su parroquia. Barrio que en la tarde del Sábado Santo custodia al Cristo de la Vela (talla indocumentada de principios del siglo XX procedente del Colegio de las Trinitarias), junto a Nuestra Señora del Silencio, paso cargado por mujeres, y La Palabra de Dios, en una de las procesiones más largas de la Semana Santa de Salamanca. Los cofrades, ataviados con sus túnicas negras y capirotes rojos, recorren el camino que va desde la iglesia de Jesús Obrero hasta el casco histórico.
El Cristo de la Vela un año más volverá a iluminar el atardecer del Sábado Santo. Y, como señalan desde la Hermandad, no importa si el cielo está encapotado, "porque también los años que ha llovido ha habido un hermanamiento muy especial", como "los vecinos saliendo a tapar con sus paraguas a los cofrades".
Junto al Crucificado, desde 1991 desfila Nuestra Señora del Silencio en un paso cargado por mujeres. Dolorosa de estilo castellano tallada por Enrique Orejudo que representa a María volviendo del Sepulcro con la mirada perdida y las manos entrelazadas y vacías, tomando para su vestimenta los colores de la hermandad (rojo para la túnica y negro para el manto). Y portada por los niños de la hermandad, La Palabra de Dios, biblia abierta tallada en madera por Enrique Orejudo en 1988. En la página de la izquierda se muestra la rica ilustración de un calvario y en la derecha el texto "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu".
Historia
Los estatutos de la Hermandad del Silencio, que desfilaría en la tarde del Sábado Santo, fueron aprobados en 1985 y ratificados un año después por el entonces por el obispo Mauro Rubio. Tras su fundación se empezó a buscar una imagen a la que poder dar culto, y tras algun revés, se supo de la existencia en la Parroquia de Jesús Obrero de un crucificado que había llegado hasta allí desde el Colegio de las Josefinas Trinitarias debido a la remodelación de su capilla. En aquel momento el párroco estaba pensando en trasladarlo a otra parroquia de la provincia cuando se presentó ante él la Cofradía. Explicado su proyecto la imagen fue cedida a la hermandad, que fijó su sede canónica en la parroquia. Al carecer la imagen de nombre se le llamó Cristo de la Vela, al ser el de la primera imagen en que se había fijado la hermandad para venerar.
En 1990 se incorporó la imagen de la Virgen del Silencio para ser cargada por mujeres. Dos años antes se había incluido un paso alegórico portado por niños, llamado La Palabra de Dios.