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¿Usted se fía? Yo, tampoco
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¿Usted se fía? Yo, tampoco

Actualizado 22/12/2025 08:00

La semana pasada hemos asistido a un hecho, cuando menos, curioso. La oficina de Correos de un pueblo extremeño fue asaltada por unos extraños que se llevaron la caja fuerte del establecimiento, donde se guardaba el dinero en metálico y 124 votos emitidos por correo, correspondientes a varios pueblos de la comarca. Dicho así, sin dar más detalles, puede dar lugar a toda una serie de especulaciones; más cuando esa Comunidad estaba al final de un proceso electoral y lo único que se especifica es la cantidad de votos sustraída sin dar detalle del importe aproximado de dinero que contenía la caja. Pasados los primeros momentos, nuestra Guardia Civil, una vez más, ha resuelto el caso limpia y rápidamente. Esta vez se trata de delincuentes comunes, pero no se puede bajar la guardia ante quien trata por todos los medios de colonizar los organismos que garanticen su desmedido egocentrismo o que salgan en su auxilio cuando la ley pueda inculparle a él, a los suyos o a quienes le tienen asido por los chantajes y podrían soltarle si les da la espalda.

A la hora de criticar los recelos de muchos españoles, la izquierda no debe escupir para arriba si no quiere que caiga sobre su cabeza la propia mala baba. Quienes hayan comprobado la campaña emprendida por los medios de comunicación afines a este gobierno, tan pronto como se tuvo noticia de este robo, habrán visto “oráculos” donde se parodiaba a la oposición ¡por dar importancia al robo de 124 votos! O se temían lo peor, o estaban poniendo de manifiesto su miserable interpretación de principios fundamentales de la verdadera democracia. Ya en la II República, por mucho empeño que pongan para hablar de bulos y fango, también los socialistas dieron muestra de no hacer asco a los “pucherazos”. No lo digo yo; lo dejó claro alguien tan poco sospechoso como Manuel Azaña: “Lo que fue una votación generalmente limpia se convirtió en un recuento adulterado que, en un contexto de resultados apretados y aún abiertos, influyó decisivamente en el reparto final de escaños, otorgando una victoria al Frente Popular por la que tanto habían presionado en las calles las izquierdas obreras"

Aquellos que tanto se rasgan las vestiduras porque la derecha no se fía de este gobierno han olvidado muy pronto que su “p… amo”, de forma unilateral y en contra del sector más crítico del partido, fracasó en el intento de volver a la Secretaría General y no tuvo más remedio que pedir la dimisión por perder la votación. Dicho así, parecería una decisión valiente y honrada; pero no, al descubrirse una urna camuflada con los votos necesarios para dar la vuelta al resultado, Sánchez no dimitió, más bien “le dimitieron” De alguien doctorado en la contumaz mentira, capaz de pisotear cualquier principio constitucional – o moral- para mantenerse en el cargo, a nadie puede extrañar que se desconfíe.

Lo que ha puesto de manifiesto el incidente de Fuente de Cantos es la deficiente seguridad que ofrece Correos en el control del voto no presencial. El español de a pie no se fía de organismos a cuyo frente el gobierno ha puesto, no a las personas mejor preparadas, sino a las fáciles de manejar. Así hemos llegado a tener Correos, el CIS, la SEPI, RTVE, CGPJ, TC y un largo etcétera convertidos en marionetas que maneja Sánchez a su exclusivo servicio –como en el caso de la Fiscalía- ¡Pues eso! Pues a pesar de todo, hay gente que se fía; unos por actuar como zombis que se quejan de todo, pero no se preocupan de nada; otros porque les va muy bien con ese sistema. Es cierto que la avaricia termina por cegarlos hasta acabar en Soto del Real, pero tienen un buen servicio de médicos de familia, capaz de prescribir tratamientos que les impide devolver… (lo que previamente han afanado). Como para fiarse de ellos.

Al buen político se le supone buena voluntad y buena memoria. En nuestro actual gobierno la buena voluntad brilla por su ausencia, ya que siempre acaban haciendo lo contrario de lo que prometen; en cuanto a la memoria tienen una patología muy extraña. Lo que ellos llaman Memoria Histórica es cierto que se trata de una interpretación adaptada a su equívoca forma de ver la historia, pero no dejan de emplear su fórmula. Ahora bien, cuando se trata de la otra memoria, “la función cognitiva fundamental del sistema nervioso que permite a los seres humanos almacenar, retener y recuperar información a lo largo del tiempo”, esa les falla siempre. De lo contrario no asistiríamos al triste espectáculo de ver cómo Sánchez, o sus ministros, al ser preguntados de qué conocen al rosario de imputados que están saliendo entre sus afiliados, o entre los personajes que han tenido acceso directo a La Moncloa, el Congreso o los distintos ministerios, siempre declaran no conocerles ¡Qué desgracia la suya!

En contra del coro de aduladores encargados de pintarnos el oscuro panorama más blanco que la nieve, nuestra situación dista mucho de ser satisfactoria. De la situación interna basta con preguntar a las amas de casa y a no pocos empresarios. Los índices dirán lo que quiera Tezanos, pero nuestra deuda aumenta sin parar, sigue habiendo demasiada gente sin trabajo, sin vivienda o sin alimentos. De nuestra política exterior, ya no se fían ni en la Unión Europea. Este gobierno se está decantando por el desprecio a lo que recomienda Bruselas, a esquivar nuestro comercio con EE.UU. a la vez que se fomenta con China o Rusia.

Con estos antecedentes, lo lógico es poner en cuarentena la política de Sánchez, sabedores de que, por continuar en La Moncloa, es capaz de eso y mucho más ¿Usted se fía? Yo, tampoco.

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