La muestra puede visitarse hasta el 16 de enero
Lo que comenzaba como una simple afición y un deseo familiar se ha transformado en una sorprendente muestra artística que ha abierto sus puertas este jueves en el CDS de Peñaranda. Emilio Madrid, creador aficionado que se define por su curiosidad inagotable y su habilidad manual, ha inaugurado su primera exposición, revelando al público un universo imaginativo nacido del reciclaje y el afecto paternal. Lejos de buscar la fama, su obra ha surgido de la cotidianidad y la petición de sus seres queridos.
El origen de esta afición no se encuentra en una academia de arte, sino en una Navidad y una petición infantil. Según ha relatado el propio autor, todo "empezó a cuenta del trineo". Su hija mayor deseaba uno, "pero un trineo de verdad", y tras fabricarlo y disfrutarlo en familia, las peticiones continuaron. "Ya empezó otra que quería un cascanueces o un soldado grande, mediano y pequeño. Y ya el otro, pues, que quería un buzón", ha explicado Madrid sobre la génesis de una colección que ha ido creciendo pieza a pieza, regalo a regalo.
La materia prima de estas obras es tan humilde como ingeniosa. Madrid cuenta con un taller donde acumula y transforma lo que otros desechan. "Prácticamente, la mayoría es dado, no quita alguna cosa que sí se ha comprado en alguna chatarrería", ha detallado.
Su proceso creativo es espontáneo, alimentado por lo que encuentra o por eventos que le inspiran, como una olla ferroviaria que ha fabricado a partir de un disco de rueda, idea que se le ha ocurrido tras visitar un mercado solidario por el volcán de La Palma.
Entre las piezas que llaman la atención destaca un soldado con una anatomía muy particular. El escultor ha descrito con naturalidad los componentes que le dan vida: "Bombona de butano, tubos de chimeneas, la cara es otra bombona de butano, y de soldar, y codos de fontanería". Esta capacidad para ver rostros y extremidades en objetos industriales define su estilo único.
A pesar de la calidad de su trabajo, Emilio Madrid se ha mostrado modesto respecto a la exposición pública de sus obras. "Yo soy un poco reacio a que me conozcan mis cosas", ha confesado, admitiendo que la muestra "ha surgido como una cosa imprevista". Sin embargo, la insistencia de quienes conocían su talento ha hecho posible que estas piezas salgan de su ámbito doméstico para ser admiradas por los vecinos de Peñaranda y visitantes.
El motor principal de su arte sigue siendo su familia. "Esto, realmente, está dedicado a mis hijos, la mayoría está hecho para ellos", ha afirmado con emoción. Para Madrid, el arte tiene una función vital y cotidiana; no crea para almacenar, sino para convivir con sus creaciones: "Lo disfrutamos a diario, lo vemos, y me gusta hacerlo para verlo, no para guardarlo".
Actualmente "medio jubilado" debido a una enfermedad, Madrid no detiene su actividad mental ni manual. Se define como un apasionado de todo tipo de oficios y artes, desde la pintura y la talla de madera hasta la electricidad y la fontanería. "Me meto en todo y lo que surja, no me aburre", ha asegurado. Para quienes se acerquen al CDS hasta el 16 de enero a contemplar su obra, el autor solo tiene un deseo sencillo pero profundo: "Espero que disfruten como yo he disfrutado haciéndolo".