Es uno de los nombres propios de la temporada recién concluida. Su relación con Salamanca quedó sellada para siempre en 2017, cuando fue intervenido en el hospital de la ciudad para salvarle de una tetraplejia a consecuencia de una grave cogida en Toro (Zamora).
Hace casi un mes que el torero onubense David de Miranda recogió en la Gala Cultural Taurina celebrada en el Teatro Liceo el trofeo al torero revelación de la temporada. Sin duda, merecido. Este reconocimiento en Salamanca le llega ocho años después de que fuese en el hospital de esta tierra donde le devolviesen a la vida tras una terrible cogida en Toro (Zamora).
David de Miranda llegó al hospital de Salamanca sin sentir nada del cuello para abajo. Así se lo hizo saber a los doctores, que procedieron a una intervención milagrosa que le salvó de una tetraplejia y de decir adiós a su sueño de ser figura del toreo. El torero de Huelva vive ahora un momento muy dulce en su carrera tras haber firmado la temporada más rotunda de su carrera. Sereno, firme y con los pies en la tierra, el espigado matador concede esta entrevista a SALAMANCA AL DÍA para hablar como torea: de frente y con verdad.
- David, lo primero, ¿cuáles son sus sensaciones tras un 2025 que podríamos calificar como el más importante de su trayectoria?
- Sí, la verdad es que ha sido un año muy importante. Empezábamos, como cada temporada, desde cero. El inicio fue muy duro porque después de Sevilla no tenía nada y, claro, afrontar una temporada así cuesta. Pero, ¿quién me iba a decir a mí que después de esa dureza iba a ser la temporada más importante de mi vida?
- Como dice, la de Sevilla era su única tarde y no pudo tener mejor final, con la salida en hombros por la Puerta del Príncipe.
- Eso es lo que soñamos todos los toreros desde que somos niños. Es un logro que me enorgullece y me responsabiliza porque habrá que mantener ese nivel, ¿no? Pero también me ilusiona para seguir sacando lo mejor de mí.
- Cuénteme, ¿qué siente un torero cuando ve el Guadalquivir y Triana mientras sale en hombros por esa Puerta del Príncipe?
- Muchísima felicidad. Los toreros pasamos por muchos momentos en nuestra carrera en los que lloramos en la soledad cuando nadie se acuerda de nosotros. En esos momentos como esa salida a hombros en Sevilla también se llora, pero de felicidad. Son momentos mágicos y muy bonitos.
- Me decía antes que después de Sevilla no tenía nada firmado. Está claro que la Puerta del Príncipe le abrió puertas, valga la redundancia, pero ¿quizá no todas las que esperaba?
- Sí, es verdad, no te lo voy a negar. Ese triunfo en Sevilla es de los más relevantes que un torero puede conseguir y ver que no termina de tener repercusión en contratos no es fácil de afrontar. Gracias a la Puerta del Príncipe entro en el cartel de Málaga y ahí, quizá por la televisión, todo tiene mayor repercusión. Digamos que hizo refrescar y recordar a los aficionados que tanto la Puerta del Príncipe en Sevilla como la Puerta Grande en Madrid quizá no eran casualidad.
- A partir de esa tarde, David de Miranda da un salto importante en cuanto al número de festejos.
- Ya era casi final de agosto y estaban todas las ferias prácticamente cerradas, pero sí que es verdad, como dices, que ahí es donde verdaderamente noto la magnitud del triunfo en Málaga. Además, hubo varios compañeros lesionados, y aunque uno no quiere entrar por la vía de la sustitución, poco a poco le pudimos ir dando una estructura al final de temporada.

- Volviendo a la tarde en La Malagueta, se pudo ver a un David de Miranda que rompió el molde de lo que normalmente se veía en él. En alguna entrevista previa he leído que todo ese cambio de chip viene a raíz de una becerra en el campo. ¿Cómo es eso?
- (Risas) Fue el año pasado por estas fechas en una comida con la cuadrilla en casa de José Luis Pereda. Echamos una vaca y la habíamos toreado ya dos o tres veces. La última vez que salí me puse allí de una forma que no me había puesto nunca y la vaca hizo unos gestos que me hicieron pensar. Dije: 'Si soy capaz de hacer esto en una plaza puedo emocionar'. Y así fue. En Málaga me puse como con aquella becerra y con aquel pedazo de toro todo tuvo una gran repercusión porque el aficionado le dio mucho mérito.
- ¿En qué se piensa cuando un toraco así está a milímetros?
- En esos momentos te acuerdas de lo que llevas pasado, de tanta dureza y de todas las piedras que has ido encontrando en el camino. Solo entonces es cuando eres capaz de pasar la línea y tirar la moneda para que pase algo.
- Pero entiendo que no es el concepto del toreo que persigue…
- Yo me encuentro muy a gusto en esa distancia de cercanías, pero sí es verdad que como torero intento torear bien y quizá me llena más, artísticamente hablando, una tarde como la de Sevilla que la de Málaga.
- ¿Qué es lo que le ha mantenido vivo profesionalmente hablando todos estos años en los que ha toreado muy poco?
- La ilusión y la fe. Son las dos armas que he tenido para luchar y para tirar del carro. Además, ha sido muy importante la base de la familia y de mi entorno más cercano, que son los que me han ayudado a no tirar la toalla. Por supuestopa'ti también el torear en el campo me ha ayudado a pensar que si soy capaz de plasmar eso en una plaza puedo ser alguien importante. Es ahí, en el campo, donde te demuestras a ti mismo lo que llevas dentro.

- Echando la vista atrás, en 2017 todo pudo acabar antes de tiempo fruto del infortunio de una cogida terrible en Toro (Zamora).
- Es un trance muy duro de mi vida pero que sin duda me ha hecho madurar y ser el torero y la persona que soy hoy en día. Es verdad que en esos momentos, recién tomada la alternativa, te coge muy nuevo y se hace muy duro vivir un percance tan grave.
- Fue ese momento el que le vincula de por vida a Salamanca.
- Sí, estuve más de dos semanas ingresado en el Virgen de la Vega porque en Zamora no podían hacerme nada. Qué te voy a contar de los profesionales que me atendieron… Ese cariño con el que me trataron hace que en mi foro interno yo sienta algo especial por esta tierra.
- Aquella tarde del 27 de agosto de 2017 la corrida estaba suspendida por la lluvia, pero finalmente se dio y tuvo lugar la cogida. ¿Cree en el destino?
- Totalmente. Aquí se hace bueno el dicho de que cuando está pa' ti, aunque te quites y cuando no está, aunque te pongas. Esa noche estuvo diluviando y por la mañana decidieron suspenderla, aunque se esperaría a por la tarde por si amainaba. A mediodía dejó de llover y salió un sol espléndido y se echó la tarde hacia delante. Fue un cúmulo de cosas porque además el toro que me cogió fue embarcado como segundo sobrero, pero en el reconocimiento se lastimó un toro y ya pasó a ser primer sobrero. Cuando salió mi segundo toro se vio que estaba descoordinado y lo devolvieron. Ahí salió al ruedo este toro del que hablamos que posteriormente me cogió, así que, bueno, está claro que no hay que darle más vueltas: es el destino de cada uno. Estaba para mí y ya está.
- En esos momentos de convalecencia, ¿qué le preocupó más, el torero o la persona?
- Hubo de todo. Por supuesto primero la persona, porque yo quería recuperarme para hacer una vida normal, pero cuando vi que ya estaba mejor yo quería recuperar al torero. Es en ese momento cuando el torero tira de la persona para no venirse abajo en los momentos difíciles.

- Dejando a un lado los momentos amargos, ahora que acaricia la gloria del toreo, imagino que no se lo quiere dejar escapar.
- Ahora es cuando hay que estar más preparado y mentalizado que nunca para, como dices, no dejármelo escapar. Pero eso también me genera mucha responsabilidad y muchos miedos.
- ¿Por qué le da miedo?
- Veo que el público me conoce más y me va a exigir más. Lo que pasó en La Malagueta lo ha visto mucha gente y la gente va a querer ver eso más días. Eso es bonito también porque hará que saque lo mejor de mí. Todo dependerá de mi preparación, de mi espada y mi muleta.
- ¿Qué considera ser figura del toreo?
- Actualmente se utiliza con demasiada facilidad porque creo que ser una figura del toreo es llenar las plazas, poder elegir el cartel en el que te anuncias y después defenderlo en el ruedo. A día de hoy todos sabemos quienes son esos nombres.
- Usted ha compartido tardes con Roca Rey...
- Me pidió en Sevilla, en Málaga y en Huelva. Son gestos que marcan a las figuras.
- ¿Sueña usted con ser figura?
- Por supuesto, desde niño. Creo que para estar en esta profesión a medias tintas, mejor no estar. Hay que tener ese sueño y esa meta de ser figura, y levantarte cada día con esa intención de conseguirlo.
- Respecto a Salamanca, ¿sueña con La Glorieta?
- Me llena de ilusión conocer esta plaza y esta afición que con tanto cariño me ha recibido para concederme este premio que recogí ayer sin haber toreado nunca en la provincia. Ojalá pronto pueda torear en Salamanca y devolver tanto cariño a la afición.
- Por último, ¿qué me dice de la ciudad?
- No la conozco mucho porque siempre que vengo lo hago con prisas o al campo, pero me parece una ciudad maravillosa y de esas que transmiten grandeza y belleza. Además, toda la provincia de Salamanca está íntimamente vinculada a lo taurino y por supuesto que todos los toreros venimos mucho al campo.
FOTOS: Ángel Merino