La Diócesis de Ciudad Rodrigo ha comenzado los preparativos para la Semana del Matrimonio 2026, que se celebrará en febrero. Los delegados diocesanos de Familia y Vida, Teresa Anciones y Daniel Mielgo, han participado en una reunión telemática con la Conferencia Episcopal Española para coordinar las actividades y la campaña de difusión de esta iniciativa pastoral.
La reunión telemática se ha celebrado este jueves, 11 de diciembre, y ha servido para establecer las bases de una de las citas pastorales más relevantes del comienzo de año. Los representantes de la Diócesis de Ciudad Rodrigo se han coordinado con el equipo de la Subcomisión para la Familia y la Vida de la Conferencia Episcopal Española (CEE) para perfilar el calendario y el enfoque de las actividades.
Esta sesión preparatoria marca el inicio de la cuenta atrás para la Semana del Matrimonio 2026. Durante el encuentro, se han analizado las estrategias para implantar esta celebración a nivel local, buscando adaptar las propuestas nacionales a la realidad de la zona mirobrigense.
Las líneas maestras de esta nueva edición mantendrán el espíritu de años anteriores, poniendo el foco en el valor social y espiritual de la unión conyugal. Según ha trascendido tras la reunión, la programación vendrá acompañada de una potente campaña de medios diseñada para visibilizar la realidad de las familias.
El delegado diocesano, Daniel Mielgo, ha adelantado que el propósito central será mostrar "la belleza del matrimonio cristiano". Para lograrlo, se están diseñando "diferentes actividades que fomenten la participación matrimonial en las diócesis", asegurando así que la iniciativa tenga un impacto real y cercano en las parejas de la comarca.
La Semana del Matrimonio es un evento anual que surgió en el año 2022 como fruto del Año Familia Amoris Laetitia. Desde su primera edición, la propuesta ha ido ganando peso en la agenda eclesial española, consolidándose como un momento clave para la pastoral familiar.
La iniciativa busca ofrecer nuevos recursos y actividades cada año con una triple finalidad: acompañar, animar y visibilizar la vocación matrimonial dentro de la Iglesia. La celebración se enmarca habitualmente en las fechas próximas al 14 de febrero, día de San Valentín, aprovechando el contexto social para proponer una visión cristiana del amor conyugal.