Alberto Miranda, campeón del Eurobasket: "Ser reconocido en Salamanca es algo muy difícil. Es importante sentirme apreciado"

Alberto Miranda ha vuelto a casa. Año y medio después de su última visita, el exitoso entrenador ayudante de Unicaja Málaga y de la selección alemana de baloncesto ha regresado a su ciudad para recibir un merecido homenaje por parte del Ayuntamiento. Con un oro en el Eurobasket y un cuatro títulos en un año histórico con su club bajo el brazo, repasa en esta entrevista para una trayectoria marcada por el trabajo, el sacrificio y un inquebrantable vínculo con sus raíces.

La entrevista completa

Lo más reciente es esta vuelta a Salamanca para recibir un homenaje muy merecido. ¿Cómo lo ha vivido?

“Ha sido muy emocionante para mí, la verdad, porque ser reconocido en tu ciudad es algo muy difícil. Sentir el calor del Ayuntamiento como institución, pero de los salmantinos en general, es algo que siempre agradezco. Este verano ha sido especialmente notorio después del Eurobasket, he recibido muchas felicitaciones de gente de aquí. Ha sido un día muy emocionante y estoy muy agradecido por el gesto que tuvo el Ayuntamiento conmigo, que no tenía ninguna necesidad”.

Hacía más de un año que no venía. ¿Qué le ha dicho la gente, amigos y familia, al reencontrarse?

“Salamanca es una ciudad pequeña, nos conocemos mucha gente y simplemente paseando por la calle vemos muchas caras conocidas. Estos días he podido recibir también el cariño de amigos y de gente conocida de mucho tiempo. Es muy gratificante volver aquí, sentir que te siguen y que se alegran de las cosas buenas. Yo llevo muy dentro el hecho de ser salmantino y me siento muy de aquí. Para mí es importante venir y sentirme apreciado, es un pequeño impulso más y un poquito de cargar pilas y energía para seguir trabajando duro en el día a día, que se necesita”.

Pasando a lo deportivo, ha logrado un oro en el Eurobasket con Alemania. Para quien no lo sepa, ¿cómo ha llegado a la selección alemana y qué ha supuesto ese éxito?

“Pues como pasan estas cosas a veces, un poco por casualidad. En febrero del año pasado vino Álex Mumbrú, que recientemente había sido nombrado seleccionador alemán, a vernos entrenar en Unicaja. Estuvo allí una semana, compartimos un café, hablamos de baloncesto y al final me propuso ser entrenador ayudante. Lo pensé un poquito, porque supone sacrificar tiempo personal, pero creo que era una oportunidad casi irrenunciable. La selección alemana tiene jugadores de un nivel increíble, muchos en la NBA, y para mi crecimiento personal como entrenador me pareció una oportunidad muy buena. Mi trabajo ha sido, básicamente, la construcción defensiva del equipo. Luego tuvimos el percance de que Álex se empezó a encontrar mal y le diagnosticaron una pancreatitis. Se nos complicó un poco la cosa, pero los jugadores se han comportado de 10. Al final, hemos acabado con un oro. Ha sido una experiencia dura, pero no la cambio. Para mí, como entrenador, ha sido algo no sé si irrepetible”.

No solo con la selección, también en Unicaja ha conseguido hitos muy importantes como Supercopa, Copa, Champions e Intercontinental. ¿Esto se puede mejorar?

“Es difícil, la verdad. Tengo mucha suerte porque trabajo con jugadores increíbles y con un gran staff liderado por Ibon Navarro. Estamos creando una identidad en el club para poder competir con los más grandes de una manera sostenible. Es verdad que hemos perdido jugadores muy importantes del bloque sólido de los últimos tres años, que nos llevó a tener un año buenísimo con cuatro títulos, algo difícilmente repetible. Ahora estamos en el camino, han llegado jugadores nuevos y vamos a reiniciar ese proceso de crecimiento. Lo del año pasado es el pico de un ciclo maravilloso y ahora estamos empezando uno nuevo que esperemos que dé sus frutos, pero tenemos que mirar más al medio y a largo plazo”.

Los títulos son lo que más se ve, pero hay mucho trabajo detrás. ¿Cuántas horas invierte al día y cómo de difícil es compaginar club y selección?

“Es una cuestión de horas y de mucho trabajo. Al día pueden ser entre 10 y 12 horas casi todos los días de preparación, de observación del equipo propio y de los rivales, de ver las tendencias del baloncesto... Ahora con la selección, de ver cómo evolucionan los jugadores. Disfruto haciendo este trabajo, pero viene con una parte de sacrificio personal y familiar importante. Tengo la enorme suerte de que mi mujer, Marta, y mi hija, comparten esto y entienden los sacrificios que hacemos. Eso me ayuda a dedicarle tanto tiempo a este oficio tan bonito y a seguir en este nivel que es tan difícil de mantener”.

Mirando al futuro, ¿qué planes tiene a nivel profesional? ¿Le gustaría volver a ser primer entrenador?

“No es que yo tenga objetivos de ir a un sitio u otro o de ser primer entrenador. Estoy en un gran club, Unicaja, siento que mi trabajo se valora y estoy muy contento. Ahora mismo no me planteo ningún cambio. Cuando eres más joven, a lo mejor tienes ese ego que te pica un poco más, y no digo que no, quizá en algún momento pueda ocurrir y sea un reto que me apetezca afrontar. Pero a día de hoy estoy muy centrado en el trabajo del día a día. ¿Dónde me veo en 5 años? Sinceramente, ojalá sea en Málaga, trabajando igual de bien y peleando por títulos. A estas alturas, pongo el poder estar en un equipo competitivo por encima del rol personal”.

Trayéndolo de nuevo a Salamanca, conoce muy bien a Perfumerías Avenida. ¿Cómo ve la situación del club?

“Por supuesto que sigo a Perfumerías Avenida. Creo que ahora mismo es un momento de pequeño cambio en el baloncesto femenino en general. Están entrando estructuras nuevas como Valencia o Zaragoza. Creo que Perfumerías Avenida está en ese momento de adaptarse a esto. Ha habido una década fantástica de dominio del club, una marca reconocida en toda Europa. Ahora el club se está modernizando y creciendo para poder volver a ser muy competitivo. Ha absorbido la estructura del masculino, se ha creado una academia más grande, y eso requiere un tiempo de adaptación. Ganar siempre es muy difícil, y ganar tanto como se ha ganado en el pasado quizá no vuelva a ocurrir, pero competir por títulos seguro que va a volver a ocurrir. Están en ese proceso”.

Como referente del baloncesto salmantino, ¿qué mensaje le daría a los niños y niñas que empiezan?

“Siempre digo que he tenido mucha suerte y que a veces las casualidades ayudan, pero creo que hay una cosa que es constante: no desistir, seguir trabajando y aprovechar los buenos y los malos momentos. El momento de salir de Perfumerías Avenida para mí fue duro y difícil, un momento de crisis personal, pero mirando para atrás, se convirtió en un momento de oportunidad. Aprovechar esos momentos de crisis para intentar crecer, para no rendirte y seguir apostando por las cosas en las que crees, yo creo que eso siempre ayuda. Si quieres conseguir algo, no veo otra forma que sea perseverar y trabajar. No es garantía de nada, porque hace falta un poquito de suerte, pero trabajando mucho es más fácil que la suerte te llame a la puerta”.