La Diputación de Salamanca inaugura un nuevo Centro de Recepción de Visitantes en Vega Terrón y una ruta alternativa de 9 kilómetros para el Camino de Hierro. El proyecto busca mejorar la accesibilidad y la experiencia turística, respaldado por una inversión superior a los 75.000 euros.
El Camino de Hierro, uno de los proyectos turísticos más emblemáticos de la provincia de Salamanca, ha inaugurado este martes una nueva etapa en su exitosa trayectoria. La Diputación de Salamanca ha presentado en el muelle fluvial de Vega Terrón un moderno Centro de Recepción de Visitantes y una nueva ruta corta de 9 kilómetros que parte desde La Fregeneda, dos iniciativas diseñadas para ampliar y mejorar la experiencia de las decenas de miles de personas que cada año se adentran en la majestuosidad de la antigua línea férrea del Duero.
El acto ha estado presidido por el presidente de la Diputación, Javier Iglesias, quien, antes de la presentación oficial, ha recorrido el nuevo trazado junto a los diputados de Turismo, Juan Carlos Zaballos; de Proyectos Estratégicos, Pilar Sánchez; de Proyectos Generales, Carlos García. A la comitiva se han sumado periodistas de varios medios de comunicación y un grupo de antiguos ferroviarios, verdaderos guardianes de la memoria de la línea, que han aportado una profunda carga emotiva a la jornada. También se sumaron minutos más tarde el diputado de Deportes y Carreteras, Jesús María Ortiz, y los alcaldes de La Fregeneda, Manuel Alonso, y de Hinojosa de Duero, Jesús Pata,
Desde su puesta en marcha en abril de 2021, cerca de 80.000 visitantes han recorrido los 17 kilómetros del Camino de Hierro, consolidándolo como una referencia nacional e internacional. En palabras de Javier Iglesias, se ha revelado como “un enorme potencial turístico, patrimonial y económico para esta zona”. Con el objetivo de seguir impulsando este motor de desarrollo, la Diputación ha invertido algo más de 75.000 euros en la creación del nuevo centro de recepción y la señalética exterior en Vega Terrón.
Este espacio, ubicado en la planta baja del edificio del muelle, se ha concebido como “un gran escaparate de los valores paisajísticos, geográficos y culturales de esta ruta única y genuina”. Con estructuras que evocan los túneles del itinerario, el centro no solo ordena la llegada de visitantes y la salida de las lanzaderas, sino que también funciona como punto de información para los casi 50.000 turistas que llegan a la provincia a través de los cruceros fluviales, presentándoles las maravillas de la comarca de Las Arribes.
La gran novedad de la jornada ha sido la presentación de la ‘ruta corta’, un itinerario alternativo de 9 kilómetros que nace para hacer el Camino de Hierro más accesible y ofrecer una nueva perspectiva. “Esta nueva propuesta abre la puerta a una segunda visita”, ha explicado Iglesias, dirigiéndose a quienes ya han completado el recorrido original o a aquellos que buscan una experiencia menos exigente físicamente, pero que “no pierde ni una pizca del espíritu del Camino de Hierro”.
El nuevo tramo, que parte desde el propio municipio de La Fregeneda, culmina en el espectacular Mirador del Tumbo de la Caldera, con vistas privilegiadas sobre el cañón del Águeda, antes de unirse al recorrido oficial. Para el presidente de la Diputación, esta alternativa “integra de manera plena a La Fregeneda en el Camino de Hierro, ofreciendo nuevas oportunidades para la hostelería, el comercio y los alojamientos del municipio”. Tras la presentación, se proyectó un vídeo promocional de Camino de Hierro. La jornada concluiría con una excelente comida compartida en el restautante 'Tal vez', de Hinojosa de Duero.
El momento más conmovedor del día ha llegado con la intervención de Gabriel, Jesús, Fernando y Perfecto, cuatro antiguos trabajadores de la línea férrea. Sus testimonios recordaban la época en que el vapor y el diésel recorrían los desfiladeros. Perfecto, cuya familia representa tres generaciones de ferroviarios, ha recordado con nostalgia su vida en la línea: “Yo he nacido en esta línea, concretamente en Villavieja de Yeltes. Me crié en una casilla de ferroviario”. Ha relatado cómo, de niño, recogía el carbón que tiraban las locomotoras de vapor, una labor que años después él mismo recordaría como maquinista de locomotoras diésel.
Perfecto también ha compartido su vivencia del cierre de la línea, el 31 de diciembre de 1984, un día que ha calificado como muy negativo. “Muy mal. Mal, porque dejabas esta zona toda despoblada, quitabas trabajo...”, ha lamentado. Su último servicio, ha recordado, fue con un tren de socorro para retirar una piedra que había tapado la boca de un túnel.
Por su parte, Fernando, otro de los maquinistas, ha evocado las sensaciones de conducir por un trazado tan exigente. “El volver a venir aquí, pues te trae unos recuerdos imborrables”, ha afirmado, rememorando los olores y los animales que se veían entonces a lo largo del recorrido. Ha descrito la dificultad de las subidas con los trenes de mercancías, donde la pendiente y la lluvia ponían a prueba las máquinas: “Cuando llegabas arriba decías, uf, menos mal que ya hemos llegado”.
El sentir general de estos hombres que dedicaron su vida al tren lo ha resumido Jesús con una sentida invitación: “Creo que estamos en la zona más bonita, la línea más bonita que puede haber para el ferrocarril. Yo no sé a quién se le ocurrió hacer un ferrocarril con esta geografía. Hay que venir a verlo, porque no podemos explicarlo con palabras”. Un legado que, gracias a iniciativas como esta, sigue más vivo que nunca, transformando la nostalgia en una oportunidad de futuro para Las Arribes.
